01 mayo 2018

La grandeza evolutiva de la Vª Orden del Rito Moderno o Francés

Últimamente estamos asistiendo a una especie de redescubrimiento alrededor del Rito Francés o Moderno (ese gran desconocido como en alguna ocasión comenté en alguno de mis trabajos) a pesar de ser el continente fundacional de lo que posteriormente se convertiría en las diversas "manifestaciones" rituales masónicas más o menos desafortunadas en ocasiones.

Sin duda alguna, la proliferación desmesurada y descontrolada de los denominados Altos Grados y sistemas heterodoxos (por lo carentes de coherencia) inducido en ocasiones por aspectos exógenos al objeto en sí de los fines originales de la Orden, la intromisión de modas extravagantes y visionarias, configurando esperpénticos sistemas mesiánicos, mágicos pseudomísticos y demás fauna variada, condujo a la masonería continental francesa, y en concreto desde el entorno del Gran Oriente de Francia, a la creación de un "Gran Capítulo General de Francia" con el fin de poner orden y dar una coherencia uniformada al citado panorama que, en cierto modo, resultaba patéticamente descontrolado.

De vez en cuando, la historia nos proporciona mentes preclaras en diversos ámbitos del arte y del conocimiento. Una de las figuras trascendentales para abordar dicha estructuración fue Roëttiers de Montaleau, quien junto con Graffin, Salivet, Saurine, Millon y otros muchos de dichos 81 miembros fundadores (obsérvese curiosamente el número 81), van a dar forma a las Órdenes de Sabiduría, previamente denominadas Órdenes Superiores, cuya pretensión era y sigue siendo la de agrupar de forma coherente las enseñanzas, reuniendo el conjunto de las corrientes históricas del denominado escocismo, y que ya he desarrollado ampliamente en otros artículos y ensayos.

Así pues, sigue manteniéndose en vigor esa idea fundacional original de 1784 que pretendía sencillamente la confección de una Vª Orden que contiene "todos los Grados físicos y metafísicos y todos los sistemas, especialmente los adoptados por las asociaciones masónicas vigentes", ardua labor que magistralmente llegó a realizarse de forma progresiva y que, curiosamente, fue olvidada en unos casos, o desconocida en otros, bien por desidia, ignorancia o afán de preponderancia egocéntrica en la mayoría de las ocasiones.

No voy a describir lo ya descrito, ni a descubrir nada novedoso, brillantemente desarrollado en magníficas obras bibliográficas y estudios descomunales que merecerían más de un “Premio Nobel de Masonería” si existiese. Mi propuesta es sencillamente inducir al estudio y al descubrimiento del Rito Francés, ese Rito de los Modernos que Roëttiers de Montaleau denominó en una de las propuestas de reorganización como “Rito Primitivo” afirmando con este adjetivo calificativo la anterioridad del Rito Francés, nombre adoptado para ser diferenciado de otros tantos creados posteriormente e implantados también en Francia. Dejaré para otra ocasión mi modesto análisis sobre el uso grotesco, falso y abusivo que se ha dado a un supuesto “Rito Primitivo” en otros lares, y que bien merecerá de un desarrollo más profundo. 
Ahora volvamos al verdadero concepto, ese Rito Primitivo, Rito Francés, Rito de los Modernos, que compiló tras los tres grados simbólicos toda una auténtica Academia y Conservatorio de Grados masónicos del Siglo de las Luces y distintos conocimientos procedentes de múltiples sistemas rituales.
Esa ambiciosa, pero necesaria Ordenación académica por un lado, y administrativa por otro, sigue viva a día de hoy, y desde su génesis se planteó con visión de futuro (basta ver sus primeros Estatutos y Reglamentos Generales de 19 de marzo de 1784).
Ya no se trata simplemente de una compilación cual “Arca de la Alianza” de los primeros e históricos 81 grados distribuidos en 9 series, sino de dar cabida a los mayores conocimientos masónicos en su seno, incorporando y reuniendo de este modo a los portadores de los grados culminantes de todos los diversos sistemas y Ritos.

Es ahí donde radica el objetivo final de la Vª Orden: reunir lo que está disperso al más alto nivel de la iniciación. Así fue y así sigue siendo en la actualidad, pese a quien le pese.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
Miembro de Honor del Grande Oriente Lusitano
Miembro de Honor del Gran Oriente Nacional Colombiano

16 abril 2018

Réplica desde el respeto al melancólico Hermano Berengario

Hace pocos días apareció un nuevo Blog denominado “La Melancolía del Hermano Berengario”
http://elhermanoberengario.blogspot.com.es/ en cuya primera entrada http://elhermanoberengario.blogspot.com.es/2018/04/comentarios-masoneria-y.html se exponen una serie de comentarios y reflexiones a propósito de la publicación del Querido Hermano Víctor Guerra “Masonería y librepensamiento. ¿Una antinomia?

Este tipo de nacimiento de plataformas de reflexión, debate y exposición, siempre son bienvenidas, pues generan un caldo de cultivo ideal para clarificar o aumentar las visiones y conceptos, muchas veces parcializadas y constreñidas por posicionamientos aparentemente confrontados. Es pues desde este punto de vista que inicio esta primera entrada replicando (siempre con respeto) algunos comentarios del susodicho Blog del anónimo y melancólico Hermano Berengario, a quien agradezco de corazón la positiva y entrañable opinión que tiene de mi humilde persona y de mi trabajo.
Así pues, desde mi perspectiva masónica Regular (noción distinta a la del Hermano Berengario, y que desarrollaré en otra ocasión) quiero puntualizar unos aspectos que me han parecido errores “de bulto”:

En primer lugar, Berengario cae en la tentación de definir como propia de la cultura francesa lo que él denomina la perspectiva atea de la Masonería, etiquetándola de enemiga de la religión para obtener sus fines particulares de libertades y progreso, versus la muy distinta perspectiva británica. Esta afirmación tajante y universal no solo es incierta, sino que no responde a un acertado conocimiento del desarrollo histórico, social y cultural de nuestro país vecino.
Es por ello que para no alargar mucho esta primera entrada, vamos a ir al grano (para no cansar al lector).

Berengario afirma tajantemente en su entrada: “..Anderson, Désaguliers y compañía jamás habrían aceptado a un ateo en la logia”.

Para refutar esta visión del melancólico Hermano, nos ceñiremos momentáneamente en dos autores referenciales en el conocimiento de la masonería del XVIII, tanto europea - continental, como británica, cuyos análisis masonológicos no tienen desperdicio.

Así el Profesor Charles Porset (ya en el Oriente Eterno), nos advertía en uno de sus trabajos:

”Se ha tomado el pretexto de la exclusión del ateo estúpido para decir que la orden rechazaba a los no creyentes y que la masonería era cristiana. Es inexacto, porque la expresión " Stupid Athéist” está prestada de un pastor presbiteriano, John Weemse, contemporáneo de Anderson y Désaguliers, que en su obra A Treatise of the Horno Degenerate sonnes viz (sic = with) the Atheist, the Idolater, the Magicians and the Jews (London, Thomás Cotes, 1636), distingue cuatro categorías de ateos: aquel que niega a Dios («denying God»); el que duda de su existencia («disputing Atheist») el cree sólo en lo que le aportan sus sentidos (" Physicall Atheist") y finalmente al ateo estúpido que es impermeable a las luces de la razón; en realidad tal ateo no existe; hace las veces de espantapájaros en su exposición andersoniana – de soporte para poder moldear al gusto-. Designando sólo ése de una manera totalmente retórica, Anderson-Désaguliers no excluyen las tres otras categorías de ateos – lo que concuerda perfectamente con el espíritu latitudinario de la masonería”.

También nuestro Querido Hermano Patrick Négrier, reputado especialista en historiografía y pensamiento filosófico masónico, nos habla sobre el punto de vista personal de Désaguliers acerca de “entender bien el Arte”, aunque para nada se impone la creencia revelada como previa conditio sine qua non para formar parte de la Orden: basta simplemente leer “desapasionadamente” y de forma correcta el redactado de los Deberes de las Constituciones de Anderson, por lo que para finalizar esta entrada por hoy, les propongo la atenta lectura de este fascinante análisis de Patrick Négrier, texto como respuesta, mostrando su desacuerdo con la publicación de Roger Dachez, aparecida en su espacio “Pierres Vivantes” el domingo 4 de enero de 2015,y que nos permite aportar más y desarrollar aún mejor la esencia y visión conceptual de la Gran Logia de Londres que, para quien esté interesado en ello, podrá profundizar in extenso, a través de las investigaciones y reflexiones publicadas en el libro del H. Négrier titulado “Art Royal et Régularité dans la tradition de 1723-1730”:

Querido Roger Dachez,

Tu análisis de las Constituciones de 1723 es totalmente falso. Eres víctima de una deformación profesional como historiador. Si hubieras hecho, como yo, estudios de filosofía (tengo una licence en filosofía de la Sorbonne - París IV) habrías obtenido cero puntos en el análisis del texto. En lugar de entender lo que dice el texto, tratarías de hacer hablar el contexto histórico de entonces de manera parcial (Serge Hutin ha demostrado en su “Disciples anglais” de Jacob Boehme que había en Londrés en el XVIIº siglo decenas y decenas de Denominaciones diferentes, para quienes eran, como decía el filósofo Kolakowski, Cristianos sin Iglesia).

Primeramente, no fue Anderson quien redactó el capítulo I de los Deberes de 1723 sobre la religión, sino Désaguliers (lo mostré en “Art royal et regularité” que la misma fórmula estilística se encuentra en los Deberes I de 1723 y en una carta de Désaguliers a Chamberlayne; Désaguliers era doctor en derecho y era de él de quien provenía la redacción, pero no la concepción, del texto de derecho que constituían los Deberes I).

Segundo error: tú presentas les Deberes I como la expresión de ideas de su redactor, lo cual es falso: Désaguliers no ha explicado sus ideas personales en los Deberes I de 1723 sino las ideas que habían sido concebidas y elaboradas y probablemente votadas por la Gran Logia de Londres de entonces.

Tercer error: no tomas en cuenta que el texto admitido, reconocía la eventualidad (el texto ingles dice if (1)…) de que un masón no comprendiera correctamente el arte (sobreentendido el arte de la memoria que era la simbólica del rito del Mot de Maçon (2) que era de inspiración bíblica), en cual caso (y es la eventualidad reconocida por la GL de Londres) este masón incomprensivo del arte será un ateo teórico o un libertino (en el siglo XVIII un libertino designa a un deísta: un deísta cree en la existencia de un Dios creador y en la inmortalidad del alma; Descartes había escrito un tratado de deísmo que es una religión de la razón pura en la especie de sus Meditaciones metafísicas; y fue refutado punto por punto por Kant que en su Crítica de la razón pura mostró que la religión de la razón pura que es deísmo o libertninismo religioso es imposible). Para resumir los Deberes I de Désaguliers, admitiendo la eventualidad de que un masón no comprenda correctamente el arte (simbolismo bíblico del rito del Mot de maçon), aceptaba con ello de hecho la presencia de ateos teóricos y de deístas (libertinos) en logia. Ultimo punto: los Deberes I de Désaguliers proponen como posición religiosa común a todos los masones de la GL no una ortodoxia (denominación o confesión) sino una ortopráxis: “ser hombres buenos y verídicos, hombres de honor y honestos”, ortopraxis que no es una doxa (opinión), sino una práxis (práctica): y esta práctica se denomina religión natural, por otra parte, claramente descrita por Pablo de Tarso en Romanos 2,14-15. En resumen los Deberes I de las Constituciones de 1723, que no explicaba las ideas del Pastor Anderson ni las ideas del cura anglicano Désagulliers, sino las ideas de la GL de Londres, admitían la eventualidad de que un masón no comprenda correctamente el arte y sea por ello un ateo teórico o un deísta (libertino), y propusieron como posición común, a todos los masones, no una ortodoxia, sino una ortopráxis: la religión natural (que es incompatible con el ateísmo práctico, pero compatible con el ateísmo teórico) y proponiendo como posición religiosa común a todos los masones no una ortodoxia, sino una ortopraxis que tan solo podría permitir la coexistencia pacífica en Logia de los masones poseedores de diversos doxas que son las denominaciones (entre los cuales la mayor parte no forman Iglesias como los discípulos de Jacob Boehme o los rosacrucianos o los platoniciences de Cambridge) y confesiones (fundamentos de las Iglesias), doxas que no podían ser sino causas de divisiones, la Gran Logia de Londres fue una de las primeras instituciones en llevar a cabo un sistema de laicidad, la GL de Londres no arbolando una doxa sino una praxis única religión universal capaz de unir los masones de cualquier opinión sea cual sea.

Y un último error que has cometido: reduces la “libertad de conciencia” de las Constituciones de Anderson (las que efectivamente fueron redactadas enteramente por Anderson) de 1738 a la libertad religiosa- Esto es un grave error ya que la libertad religiosa no es más que un aspecto entre otros de la libertad de conciencia. Como dice la expresión “libertad de conciencia”, la Constituciones de 1738 se inscribían en las bases de las Constituciones de 1723 y reconocían por tanto que un masón pueda ser un ateo teórico (pero no un ateo práctico) o un deísta (libertino) e incluso formar parte a una denominación o una confesión de su elección.

Si Anderson hubiera querido hablar de libertad religiosa, lo habría dicho textualmente. Esto no es lo que ha dicho: él habló de libertad de conciencia, subrayando con ello que un masón debe practicar una ortopráxis como los artículos de Noé pero que en conciencia es libre de adoptar la doxa (opinión) que quiera, artículos de Noé que confirman que en 1738 la posición común propuesta a los masones era efectivamente una ortopraxis y no una ortodoxia (eso es “libertad de conciencia”).

Siempre hay que preferir interpretar un texto a través de lo que dice antes que a través de lo que dice su contexto histórico.


Muy Fraternalmente

Patrick Négrier



Traducción autorizada por Patrick Négrier para la Unión Masónica Universal del Rito Moderno - UMURM y realizada por Olga Vallejo Rueda (Traductrice certifiée: Alliance Française de Quito, l’Équateur)

(1)   NdT: “Si” condicional en inglés.
(2)   Mason Word” o “Palabra del Masón”

 Espero que esta humilde primera entrada sirva, al menos, de soporte para meditación.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.

23 marzo 2018

Tradición y Regularidad: puro sentido común

 
Según nuestros valores y principios fundamentales, la Orden Masónica Universal es Una.
Esta unidad podría llevarse a cabo armoniosamente si las instituciones masónicas de cada nación hicieran el esfuerzo de aliarse ellas mismas en una confederación.
La francmasonería, fragmentada hoy en día en una multitud de asociaciones más atentas a su propio desarrollo que a su propia misión basal que debieran representar, es parecida a un mecanismo que se satisface, incluso se glorifica, de su funcionamiento, sin preocuparse generalmente de producir aquello por lo que fue creada.

Las dos principales corrientes, pretendiendo reivindicar su particular legitimidad masónica, han generado más disensos, atomizaciones que aproximación en un derroche de egos que bien valdría reconsiderar con la simple  aplicación del sentido común y de una verdadera y sentida filantropía.

Su naturaleza, su objeto y acción

Conforme a sus orígenes, su naturaleza es iniciática y simbólica. En sus Talleres arbitra a todo Ser humano, sin distinción de raza, de condición social, sexo, sistemas políticos o religiosos. En su interior se obra en vista del perfeccionamiento moral y ético de sus miembros, permitiendo un mejor conocimiento de si mismo, de los otros y del universo. En el seno de la humanidad debería representar un ejemplo y un modelo de sabiduría, de fraternidad, de beneficencia, propia a la ley del amor.

Para finalizar esta entrada, donde simplemente se ha pretendido aplicar el más mínimo sentido común, terminaremos citando brevemente unos conceptos trascendentales, pero simples.

Regularidad

Se aplica, sin otra consideración, a la recepción por transmisión ritual de unos contenidos simbólicos en un espacio-tiempo en el cuadro de unos Ritos masónicos codificados e históricamente reconocidos como receptores de un legado positivamente transformador.

Libertad del Francmasón

Esta se circunscribe en el respeto a las obligaciones y compromisos libremente contraídos, que le genera un gustoso deber de amar y respetar las virtudes y combatir los vicios.

Ritos

Todos los trabajos masónicos se efectúan en el cuadro y el respeto de procedimientos ancestrales, en ocasiones. Ninguna eventual adaptación debe alterar la sustancia fundamental del Rito, siendo las instituciones practicantes garantes y curadoras del mismo. Es su responsabilidad.


20 noviembre 2017

El Gran Oriente de Colombia: la ejemplar herencia masónica de las “Tres Virtudes Teologales” de Cartagena


El pasado día 11 de noviembre de 2017 se celebró el 206 aniversario de la proclamación de Independencia de Cartagena (Colombia). La ciudad de Cartagena de Indias, fue la primera del Virreinato de la Nueva Granada en declarar su Independencia absoluta de la monarquía española. Esta efeméride histórica genera además una indescriptible emoción en todos aquellos amantes y miembros de la Orden, conscientes de los valores individuales e ideales que trascendieron y desembocaron en compromisos sociales, apostando por la libertad emancipadora, aunque ello conllevara el costo del sacrificio. 
Fue en el “Camellón de los Mártires de Cartagena” donde el 24 de febrero del año 1816 (después de la toma de Cartagena el 6 de diciembre de 1815 por Pablo Morillo) Manuel del Castillo Rada, Martín Amador, Santiago Stuart, Antonio José de Ayos, José María García de Toledo (miembro de “Las Tres Virtudes Teologales”), Miguel Díaz Granados, Manuel Aguiano, José María Portocarrero y Pantaleón Germán Ribón fueron ejecutados, conocidos desde entonces como los “Nueve Mártires de Cartagena”.

A este acto conmemorativo asistieron altas dignidades del “Gran Oriente de Colombia”, con sede en Cartagena, presidido por su Serenísimo Gran Maestro Milciades Osorio Díaz. Precisamente el Muy Ilustre Hermano nos recuerda que, de los quince firmantes del Acta de Independencia de 1811, tres eran miembros activos y cotizantes de la Muy Respetable Logia "Las Tres Virtudes Teologales" y otros muchos integrantes de la Logia tuvieron activa participación para la toma de esta decisión.

La masonería se introdujo en Norteamérica, así como en Suramérica por el Caribe, hacia finales del siglo XVIII, generando una riqueza e intercambio cultural y ritual proveniente tanto de las Islas británicas como de Francia principalmente, así como del resto de Europa continental. La Orden trajo consigo también las ideas de la Ilustración, propagando nuevos conceptos y pensamientos libertarios allá donde reinaba generalmente la intransigencia ideológica, teológica y desigualdad social contrastada en grado sumo.

Dentro de este rico contexto masónico, el “Gran Oriente de Colombia” con el paso de los años ha conseguido aglutinar y refundar en “cuerpo y alma” las Respetables Logias más representativas tanto histórica como ideológicamente de la masonería americana. Así podríamos citar escuetamente a las relevantes Muy Respetables Logias:

“Las Tres Virtudes Teologales”, fundada en 1808 en Cartagena, con Carta Patente para trabajar los grados de aprendiz, compañero y maestro (en un entorno de Rito Escocés Antiguo y Aceptado casi con toda seguridad, si bien la estructura en masonería azul de dichos grados no estaba regulada como tal en ese Rito durante dichas fechas y era casi idéntica al modelo ritual simbólico del Rito Francés o Moderno) expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica (Kingston), la cual estaba jurisdiccionada a la Gran Logia de Inglaterra (nombre que tomó en 1738 y que no modificó hasta el Acta de Unión de 1813 adoptando el de Gran Logia Unida de Inglaterra) y  obligada a cesar sus trabajos en 1828 por la prohibición del Libertador Simón Bolívar para trabajar las Logias Masónicas en el país, fijada mediante Decreto expedido en Noviembre 8 de dicho año.

“Respetable Logia Britania”, que funcionó en la ciudad de Cartagena de Indias entre 1770 (o 1774) y 1815, trabajaba bajo los auspicios de la Gran Logia Provincial de Jamaica, dependiente de la Gran Logia de Inglaterra (en su primera fase Gran Logia de Londres y de Westminster).

“Respetable Logia la Beneficencia” fundada en 1821 en Cartagena, con Carta Patente expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica (Kingston), ya plenamente vinculada al despliegue del “Rito Escocés Antiguo y Aceptado” en sus diversos altos grados y líneas concomitantes (Charleston y Santo Domingo, provenientes de una misma línea de filiación) la cual estaba también jurisdiccionada a la Gran Logia Unida de Inglaterra en la masonería simbólica.

“Respetable Logia La Fraternidad” (cuyo primer nombre fue “Libertad de Colombia”) es creada en 1820 en Bogotá por Francisco de Paula Santander, y dependiente también de la Gran Logia Provincial de Jamaica, llegando a ser Santander una importante figura de la masonería americana posteriormente, siendo investido con el Grado 33º por el Supremo Consejo del Grado 33º de Caracas (continuación del Instaurado por Joseph Cerneau en 1824 y representando él mismo para este magno evento al Supremo Consejo de los Estados Unidos de América, sus Territorios y Dependencias) y el Supremo Consejo del Grado 33º de Cartagena lo honró con el título de Gran Protector de la Masonería Colombiana.

Otras dignísimas, aunque más recientes Respetables Logias para mencionar, entre otras, son:

“Respetable Logia Guardianes de la libertad”
“Respetable Logia Los Hijos de la Luz del Valle de Plato”

Hablar de la Respetable Logia “Las Tres Virtudes Teologales” es referirnos a la masonería americana en estado puro, es referirse a la incesante y constructiva Labor en pro de la Orden del Gran Oriente de Colombia.
El “Gran Oriente de Colombia” es una Potencia Masónica Soberana e Independiente, de influencia trasnacional, que supervisa la regularidad del funcionamiento del Rito Moderno o Francés en los grados Simbólicos, constituyendo una jurisdicción suprema, con Carta Patente otorgada por el Gran Oriente de Francia en 1987. Asimismo, también con Patente del Gran Oriente de Francia y del Gran Capítulo General del Rito Francés de España, posee la práctica regular de los Cinco Órdenes de Sabiduría del Rito Francés o Moderno a través del Gran Capítulo General del Gran Oriente de Colombia – Sublime Consejo del Rito Francés Moderno del Gran Oriente de Colombia, siendo su “Muy Sabio y Perfecto Gran Venerable” y “Supremo Comendador” el Muy Ilustre Hermano Milciades Osorio Díaz, Vª Orden.

Así, desde su sede central e histórica en Cartagena, sólidamente fundamentada en el espíritu ejemplar emanado desde sus orígenes por la Respetable Logia “Las Tres Virtudes Teologales” el Gran oriente de Colombia, promueve y contribuye al desarrollo cultural, social y económico de la República de Colombia, procurando mejorar la calidad de vida de todo ser humano y desarrollando los principios universales de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Muestra de esa implicación, visión de futuro, modernidad, tradición y grandeza masónica, el Gran Oriente de Colombia es cofundador de la Unión Masónica Universal del Rito Moderno, creando permanentemente puentes reales de trabajo masónico a fin de hacer más sólida y cierta la Cadena de Unión a la que debemos integrarnos todos y cada uno de los miembros de la Orden.

09 agosto 2017

Reunir los Grados Escoceses en el Rito Francés o Moderno

En diversas entradas de este espacio hemos explicado, desarrollado y analizado la creación y estructura de los Órdenes de Sabiduría conforme a lo estipulado en los Estatutos y Reglamentos Generales redactados por Roëttiers de Montaleau y Salivet en 1784 a propósito de la creación del Gran Capítulo General de Francia.

Así pues, lo que sería conocido posteriormente como Rito Moderno o Francés, proponía desde dicho Gran Capítulo General una estructura inteligente y racional de ese diverso caos existente en la proliferación de los denominados Altos Grados. Recordemos que en su Artículo 29, estos Estatutos y Reglamentos expresaban claramente que la 5ª Orden de Sabiduría "comprenderá todos los grados físicos y metafísicos de todos los sistemas (ritos), particularmente aquellos adoptados por las asociaciones en vigor".

No debe extrañarnos, pues, que a pesar de la matización semántica que debe hacerse en cuanto al concepto de "Grados Escoceses" y ya abundantemente argumentado tiempo atrás, esta disposición ubica muy bien la Quinta Orden en el espíritu de los codificadores de la época, como Conservatorio de los Rituales de los Altos Grados, así como unificador de lo que está disperso en el más alto nivel de la Iniciación.
Es el espacio cumbre y último de la masonería, siendo así su coronación.
Resume y trasciende todas sus enseñanzas reuniendo el conjunto de las corrientes históricas del Escocismo.

En sus diferentes Arcas constituye una Asamblea de estudio, conservatorio de Tradición masónica así como un laboratorio para el Ser Humano Libre.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9
Miembro del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador, 33°