He querido abordar este
tema siguiendo las esclarecidas aportaciones e indagaciones que sobre el mismo
ha llevado a cabo el Hermano francés M. R. de forma muy rigurosa y que considero
muy acertada bajo mi punto de vista.
Al abordar este símbolo
referido a una de las Joyas Inmóviles de la Logia, lugar donde según el ritual
los Compañeros “aguzan sus herramientas”, constatamos con cierta extrañeza que,
si nos sumergimos en su estudio y analizamos diferentes obras especializadas,
la mayor parte de los Ritos parecen ignorar la Piedra Cúbica en Punta, símbolo
que solo aparece en el R.E.A.A. y el Rito Francés o Moderno, siendo inexistente
también en los Ritos Anglo-sajones.
Este elemento simbólico,
para nosotros capital, presenta enormes divergencias sobre su interpretación
entre distintos especialistas masonólogos. Quiero remarcar, sin embargo, que es
obvio que la visión y reflexión simbólica debe ser en todo momento personal, y
cada masón procederá a imbuirse en sus propias introspecciones y vivencias
individuales. Dejemos pues, por un momento, la particular lectura que pueda
derivarse de la finalidad antes referida sobre el “aguzar las herramientas”
para proponer la siguiente reflexión que podríamos titular como “el simbolismo
de la Piedra Cúbica y de su Diagonal”.
Esta hipótesis puede verse
apoyada sobre la lectura de un artículo del Hermano J. T., aparecido en el año
1991, en concreto en la publicación Nº 22 de la serie “Trabajos de la Logia Villard
de Honnecourt” de la GLNF. En él se declara que “la Piedra Cúbica en Punta es
un avatar de una mala interpretación de antiguos textos, ligada a malos dibujos
durante largos años, y que se ha querido justificar a posteriori. Del mismo
modo el hacha (frecuentemente asociada) habrías sido originalmente una escuadra
que, mal dibujada, se transformó poco a poco".
Uno de estos “malos
dibujos” puede apreciarse en la Fig. 1, una miniatura de la Edad Mdia donde
puede verse a un masón con una “boucharde”, que era una especie de martillo
dentado – simple o doble – y que, en efecto, podía parecerse a una hacha,
haciendo en el dibujo el gesto de tallar una piedra particionada en negro y
blanco según su diagonal superior.
La Fig. 2 bien podría
darnos la explicación óptica de esta mala interpretación ulterior. De hecho,
las fuentes del hermano J. T. (las cuales no cita) son unos artículos del
hermano René Guilly publicados en la revista “Renaissance Traditionnelle” entre
1987 y 1992, reunidos en una obra editada por Éditions Dervy en 1995 titulada “Las
piedras de la Francmasonería”, firmados con el seudónimo René Désaguliers.
Nuestras actuales Joyas
Inmóviles de la Logia, la Piedra Bruta, la Piedra Cúbica en Punta y la Plancha
de Trazar, correspondientes a nuestros tres primeros Grados, fueron una vez una
Piedra bruta – suficientemente desbastada y con caras ya perpendiculares -, una
Piedra Cúbica denominada “Piedra Diamante” y una escuadra.
La Piedra Bruta casi
informe que encontramos ahora en las Logias no corresponde para nada con la
piedra simbólica de los primeros Masones Especulativos, la cual estaba
inspirada directamente de la de los Operativos. Hay que recordar que las
piedras de un futuro edificio eran desbastadas al máximo en las canteras, es
decir, esbozadas lo mejor posible a su forma definitiva, entre otras cosas para
limitar el precio (al peso) del transporte que frecuentemente costaba más que
el material en sí mismo. Es de mal comprender, pues, una piedra informe de
destinación o función desconocida transportada hasta la logia. La antigua
piedra bruta simbólica es una piedra “escuadrada”, o sea, una piedra son sus
caras en escuadra entre ellas y que, así preparada, está a punto para la venta
y transporte, pero no para ser colocada ya que las caras permanecen aún
bastante brutas.
Esta piedra “escuadrada”
del Aprendiz es fácilmente reconocible en la ilustración fechada en 1754 de la
Fig. 3.
La Piedra “Diamante” es
más difícil de encontrar. René Désaguliers afirma: “… por lo que se sabe, la
palabra (en inglés) diamond aparece de 1723 a 1802 en cinco textos y ocho
ejemplos". El documento más significativo se denomina “Institution of freemasons”
fechado en 1725. A continuación de la pregunta del retejo “¿cuántas Joyas
Preciosas hay en la Logia?”, la respuesta es seguida de su ilustración
manuscrita, añadida sin duda para facilitar su memorización. Se trata del
dibujo de un pequeño rectángulo,seguido de otro rectángulo marcado con su
diagonal y aún seguido de una simple escuadra. La Fig. 4 nos muestra cómo
estaban dibujadas simbólicamente las tres “Joyas Preciosas” de la masonería en
este documento.
Lo más remarcable es el
rectángulo con su diagonal, ya que corresponde a numerosas representaciones de
obreros constructores de la Edad Media e indica simbólicamente lo que fue
considerado durante largo tiempo como el principal “secreto de oficio” de los
Maestros Masones. Después, este secreto fue, por supuesto, descubierto y
revelado. Ya lo mostró el arquitecto Villard de Honnecourt puesto que se
encuentran dos dibujos sobre este tema en la plancha 38 de su famoso Cuaderno (Fig. 5).
Uno de estos dibujos
tiene por comentario:
-
Por este medio se
hace un claustro igual a su patio, es decir que la superficie del cuadrado
central es igual a la superficie del corredor que lo rodea.
-
Por este medio se
hace una piedra para que las dos mitades sean iguales, ya que como no se trata
de partir una piedra en dos, por este procedimiento puede dividirse un cuadrado
para obtener otro que sea igual a su mitad.
Indicándonos por estos dos
dibujos esquemáticos como puede efectuarse todo esto con la ayuda de las
Diagonales de un cuadrado.
Estas mismas recetas
fueron retomadas dos siglos más tarde por un arquitecto alemán de nombre Roriczrer (o Poriczer) en una obra
imprimida en Ratisbona en 1486 de título “El
libro de la construcción exacta de los pináculos”. Roriczer explica como
diseñar correctamente un pináculo partiendo del plano. Construye un primer
cuadrado y luego dentro de éste, otro cuadrado siguiendo el método empleado por
Villard de Honnecourt. Luego recoloca el segundo cuadrado así diseñado para que
encaje en el sentido del primero, y así sucesivamente, eleva poco a poco su
pináculo, siendo cada nivel igual a la mitad del precedente. Además nos comenta
de la forma más ingenua del mundo que nos revela de este modo el “secreto de
los masones”, ya que se trata en realidad de un método simple para efectuar la
elevación desde un plano, secreto técnico de los Maestros Arquitectos durante
largo tiempo guardado cuidadosamente.
Puesto que todo ello se
obtiene simplemente a partir del conocimiento de las particularidades y
propiedades de la Diagonal, ésta fue glorificada y tenida por un secreto
iniciático tanto por los operativos como por los primeros especulativos que la
importaron.
Aún hoy la encontramos en
la Joya del Pasado Venerable Maestro bajo la forma del teorema de Pitágoras: “en un triángulo rectángulo, el cuadrado de
la hipotenusa –aquí podríamos decir el cuadrado de la diagonal- es igual a la suma de los cuadrados de los
dos otros lados”. Este mismo teorema se inscribe entre los dos personajes
principales del frontispicio de la primera edición de las Constituciones
Masónicas de 1723 para simbolizar, tal vez, “el gran secreto del Arte Real”.
Fig. 6.
Puede leerse debajo el
famoso “Eureka” de Arquímedes, lo que coloca a estas Constituciones bajo los auspicios de dos grandes matemáticos y
filósofos de la antigüedad: Arquímedes, el ingeniero matemático, y Pitágoras,
el filósofo de la armonía de los números: ¡no es posible hacerlo mejor!
La diagonal simbólica
estaba por tanto a veces indicada sobre la cara superior de la Piedra Cúbica,
partiendo la superficie en negro y blanco para hacerla más remarcable, como en
el ejemplo antes expuesto.
Seguidamente, mal dibujada
e incomprendida, se convirtió progresivamente en una Piedra Cúbica más o menos
“en Punta”.
Antes de concluir
prestemos atención nuevamente a la denominada “Piedra Diamante”:
-
Tomemos un cubo
(o si se prefiere una piedra cúbica) y marquemos los centros de cada cara (en
la intersección de las diagonales de cada cuadrado). Después unamos con una
línea los seis puntos así determinados. En el interior del cubo obtenemos un
octaedro teniendo la forma de dos pirámides opuestas, el cual parece tener la
forma de un “diamante” en el corazón de una Piedra Cúbica. Fig. 7.
Tomando otra
consideración al respecto del Hermano H. M., los Maestros Masones operativos
practicaban un símbolo particularmente rico. Se trata del Punto Central, el
centro, que ellos identificaban con el Centro del Universo, o sea, el Principio
Divino, y del mismo modo el centro del Hombre, ese Centro que hay que encontrar
con exactitud para que todo edificio esté equilibrado y en armonía. Respecto a
esto, un dicho operativo ha franqueado los siglos. De origen alemán dice así:
El punto que está en el círculo –que está
en el cuadrado- y que está en el triángulo. Tú conoces este punto, entonces
todo va bien. Si no lo conoces, entonces todo es vano. (de “Estudios sobre las marcas de los talladores de
Piedra”. Franz Rziha – Guy Trédaniel. 1883/1993, pag. 56)
Así,
según H. M., en aplicación operativa del famoso principio “lo que es arriba es
abajo”, para atraer la atención sobre el centro de la Piedra Cúbica que
nuestros ojos no pueden ver, evidentemente, basta poner arriba de esta Piedra
la figura geométrica que una vez “invertida” lo mostrará. Ahí el pyramidion
cuyo punto culminante una vez invertido indicará el centro del cubo.
Centro o “Diamante
central”, llegamos al mismo resultado al parecer. Fig. 8.
Para concluir, insistamos
sobre el hecho que es lógico que el Compañero que trabaja sobre la Piedra
Cúbica en Punta, una vez llegado a Maestro, deberá continuar buscando el
“Centro”, tarea para toda la vida.
Poco importa que la Piedra
Cúbica en Punta sea el resultado de una “mala interpretación de su dibujo”.
Ésta conserva todo su valor simbólico puesto que indica por su forma que el
masón no es solamente un elemento para integrar en una Gran Obra, sino que debe
también esforzarse en rectificar su piedra para intentar hacerse un “Diamante”.
Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto para España, Rito de Perfección.
Masonólogo