Tras leer la obra propuesta por el amigo y Hermano Víctor Guerra, tengo un profundo sentimiento de gratitud, una estimación que viene dada como sumatorio de diversos componentes acerca de múltiples factores.
En primer lugar destacaría su practicidad. Una obra, diría yo, única a día de hoy, que puede resultar tremendamente útil tanto para miembros de la Orden como para aquellos que simplemente pretendan aproximarse al Rito Francés o Moderno a través de un material fiable y contrastado. Sin embargo, a poco que el lector profundiza en este compendio de diversos trabajos y reflexiones, aprecia que su valor es extrapolable a la Francmasonería “toda”. Como no podía ser de otro modo, apreciamos como el Rito Francés, último vestigio del Rito de los Modernos, contiene el elixir, la esencia simbólica y filosófica de la masonería tal y como hoy día la concebimos, en estado puro, con ese espíritu ecuménico y universal con el que fue engendrada en sus orígenes fundacionales, allá en el 1717, donde la francmasonería no tenia calificativo alguno.
Es esta tradición indivisa del Rito de los Modernos, el que a principios del siglo XIX sería denominado Rito Francés o Moderno para diferenciar de otros más novedosos, donde se ha conservado la fidelidad de sus principios originales tanto a nivel formal como conceptual.
Me parece sobremanera importante destacar que esa fidelidad formal, debe siempre entenderse dentro de una estructura o esquema simbólicos fundamentales. Por otra parte, la fidelidad filosófica, ética y conceptual puede muy bien comprobarse analizando los contenidos de sus evoluciones rituales y contrastarlas con el mensaje “Universal” constitutivo de 1723 redactado por la hábil pluma de Désaguliers.
La trayectoria de Víctor Guerra ha sido ejemplo para muchos de nosotros tanto en el plano masónico, como masonológico. Como francmasón, este Hermano nos muestra su compromiso adquirido como miembro de la Orden tomando consciencia de que solamente desde la rigurosa autoevaluación, el contraste y la búsqueda independiente, sin condicionantes extra-masónicos, como hombre libre en mayúsculas, puede acercarse a esa utópica verdad en sus múltiples manifestaciones. En esta labor que requiere altísimas dosis de energía y de entusiasmo, se precisan de materiales y referentes que, desgraciadamente, nuestra bibliografía en lengua española y nuestra fracturada tradición se muestra deficiente, incompleta o precaria. Una tarea compleja que le llevará, no sin dificultades, a tener el apoyo y beber de las fuentes más reputadas y contrastadas de la masonología contemporánea, a llevar a cabo un viaje al pasado partiendo del análisis de las bases rituales de finales del XVII y principios del XVIII, así como a vivir, in situ, la masonería francesa tanto a nivel logial como capitular.
Todo este proceso de búsqueda, análisis, intercambio, contraste y reflexión nos lleva sin duda alguna a una destilación que con frecuencia resulta ser un “producto” alejado de lo preconcebido o falsamente heredado por una transmisión oral errática.
Es ahí donde la asunción de las incontestables realidades redescubiertas hace tambalear falsas teorías o leyendas infundadas. Sin embargo, el resultado que aparece ante nuestros ojos no es menos digno que aquel otro fruto de la fantasía, generado por los siempre amantes de lo oculto y de lo mágico. Esos tienen su espacio, pero éste no es el francmasónico “stricto sensu”.
Como antes apuntaba, cuando analizamos los orígenes del Rito Francés, estamos estudiando los orígenes mismos de la masonería. Los que humildemente hemos indagado en este terreno, apreciamos al principio con cierto estupor el “décalage” del estado de la cuestión masonológica con respecto a otros países como Francia, Bélgica, Inglaterra u Holanda, por citar unos pocos ejemplos. Es en ese instante cuando iniciativas como las llevadas a cabo por Víctor Guerra pueden devenir útiles y del todo imprescindibles. Este hermano nos acerca materiales de alta calidad accesibles en la lengua de Cervantes, proporcionando nuevos puntos de vista, muy elaborados y contrastados. Nos allana el camino de una búsqueda iniciada ya por él años atrás, y si bien obviamente la vivenciación masónica es de ámbito personal, lo indiscutible, palpable y científicamente demostrable relativo a nuestra Orden, es un instrumento que debe permitir nuestro mejor progreso sin desviaciones ajenas ab initio.
Es pues una gran responsabilidad para todo miembro de la Orden, y máxime desde el Magisterio, el contenido de aquello que se transmite como tradición ininterrumpidamente. Así, esta obra que tengo entre mis manos, será sin duda también una obra “fundamental” para los hermanos Vigilantes con una bien cubierta base historiográfica, pero asimismo, el autor nos contagiará con su actitud preguntante, indagadora, inquieta. ¿Quién ha dicho que el francmasón deba ser conformista?
Sólo puede encontrar el que busca, y además de las temáticas compendiadas en este volumen, el lector hallará inmanente ese espíritu de cuestionamiento y de filtrado, de separar la paja del grano, y de poner algo más de luz y de orden a cierto caos conceptual.
Aquellos que conocemos y hemos tenido el placer de trabajar y colaborar con Víctor Guerra, le hemos escuchado en más de una ocasión utilizar el símil del Rito Francés al de la decoración de una celda cartuja, sobria, sin suntuosidad y libre de todo exceso o contaminación. Cuanto me recuerda este punto de vista con el símil “nutricionista” del Hermano Louis Negrel cuando afirmaba en una de sus obras que “entre los productos del jardín salidos de plantas vigorosas y no habiendo sufrido hibridaciones por azar, situaría el Rito Francés Moderno…. Tres características del Rito Francés Moderno hacen de éste un producto a mi gusto, y justifican por sí mismas su práctica: su Sobriedad, su Rigor y su Coherencia.”
Al exponer esta reflexión, no pretenda el lector ver un “choque o confrontación entre Ritos”. Tal lectura, además de precipitada, obedecería a prejuicios infundados y sería además incierta. Simplemente, y respetando obviamente la libertad individual, esta elección es de una importancia primordial, ya que de ella dependerá nuestro equilibrio, primer paso hacia nuestra Realización, tal vez sólo plausible ya bastante adentrados en nuestra experiencia masónica. Pero para que haya tal opción, es preciso restituir, bajo mi punto de vista, un rito que ha sido vilipendiado por desconocido, cayendo en el infundado tópico de ser más pobre o vacío simbólicamente o, en otras ocasiones, sacrificado por cuestiones ajenas a lo meramente masónico.
Es en este redescubrimiento y labor pedagógica alrededor del Rito Francés donde Víctor Guerra se muestra como punta de lanza, referente de la masonería hispanoparlante, desde sus trabajos individuales hasta en sus labores de coordinación de proyectos como pueden ser los generados por el Círculo de Estudios del Rito Francés “Roëttiers de Montaleau”, el cual preside. Una labor que no todos entienden, pero que una inmensa mayoría agradece y sabe valorar.
Esperamos pues, con impaciencia, sus siguientes trabajos. Seguro que de ellos beberán futuras generaciones que ahora ocupan la Columna del Norte.
Ficha técnica: http://masonica.es/rito-frances-p-61.html
Joaquim Villalta
M.•. M.•. de Rito Francés del Grande Oriente Ibérico
Miembro del Gran Capítulo General de España
Secretario del Círculo de Estudios del Rito Francés “Roëttiers de Montaleau”