12 marzo 2022

Estudio sobre la Piedra Cúbica de Punta

He querido abordar este tema siguiendo las esclarecidas aportaciones e indagaciones que sobre el mismo ha llevado a cabo el Hermano francés M. R. de forma muy rigurosa y que considero muy acertada bajo mi punto de vista.

Al abordar este símbolo referido a una de las Joyas Inmóviles de la Logia, lugar donde según el ritual los Compañeros “aguzan sus herramientas”, constatamos con cierta extrañeza que, si nos sumergimos en su estudio y analizamos diferentes obras especializadas, la mayor parte de los Ritos parecen ignorar la Piedra Cúbica en Punta, símbolo que solo aparece en el R.E.A.A. y el Rito Francés o Moderno, siendo inexistente también en los Ritos Anglo-sajones.

Este elemento simbólico, para nosotros capital, presenta enormes divergencias sobre su interpretación entre distintos especialistas masonólogos. Quiero remarcar, sin embargo, que es obvio que la visión y reflexión simbólica debe ser en todo momento personal, y cada masón procederá a imbuirse en sus propias introspecciones y vivencias individuales. Dejemos pues, por un momento, la particular lectura que pueda derivarse de la finalidad antes referida sobre el “aguzar las herramientas” para proponer la siguiente reflexión que podríamos titular como “el simbolismo de la Piedra Cúbica y de su Diagonal”.
Esta hipótesis puede verse apoyada sobre la lectura de un artículo del Hermano J. T., aparecido en el año 1991, en concreto en la publicación Nº 22 de la serie “Trabajos de la Logia Villard de Honnecourt” de la GLNF. En él se declara que “la Piedra Cúbica en Punta es un avatar de una mala interpretación de antiguos textos, ligada a malos dibujos durante largos años, y que se ha querido justificar a posteriori. Del mismo modo el hacha (frecuentemente asociada) habrías sido originalmente una escuadra que, mal dibujada, se transformó poco a poco".

Uno de estos “malos dibujos” puede apreciarse en la Fig. 1, una miniatura de la Edad Mdia donde puede verse a un masón con una “boucharde”, que era una especie de martillo dentado – simple o doble – y que, en efecto, podía parecerse a una hacha, haciendo en el dibujo el gesto de tallar una piedra particionada en negro y blanco según su diagonal superior.


La Fig. 2 bien podría darnos la explicación óptica de esta mala interpretación ulterior. De hecho, las fuentes del hermano J. T. (las cuales no cita) son unos artículos del hermano René Guilly publicados en la revista “Renaissance Traditionnelle” entre 1987 y 1992, reunidos en una obra editada por Éditions Dervy en 1995 titulada “Las piedras de la Francmasonería”, firmados con el seudónimo René Désaguliers.


Nuestras actuales Joyas Inmóviles de la Logia, la Piedra Bruta, la Piedra Cúbica en Punta y la Plancha de Trazar, correspondientes a nuestros tres primeros Grados, fueron una vez una Piedra bruta – suficientemente desbastada y con caras ya perpendiculares -, una Piedra Cúbica denominada “Piedra Diamante” y una escuadra.
La Piedra Bruta casi informe que encontramos ahora en las Logias no corresponde para nada con la piedra simbólica de los primeros Masones Especulativos, la cual estaba inspirada directamente de la de los Operativos. Hay que recordar que las piedras de un futuro edificio eran desbastadas al máximo en las canteras, es decir, esbozadas lo mejor posible a su forma definitiva, entre otras cosas para limitar el precio (al peso) del transporte que frecuentemente costaba más que el material en sí mismo. Es de mal comprender, pues, una piedra informe de destinación o función desconocida transportada hasta la logia. La antigua piedra bruta simbólica es una piedra “escuadrada”, o sea, una piedra son sus caras en escuadra entre ellas y que, así preparada, está a punto para la venta y transporte, pero no para ser colocada ya que las caras permanecen aún bastante brutas.
Esta piedra “escuadrada” del Aprendiz es fácilmente reconocible en la ilustración fechada en 1754 de la Fig. 3.


La Piedra “Diamante” es más difícil de encontrar. René Désaguliers afirma: “… por lo que se sabe, la palabra (en inglés) diamond aparece de 1723 a 1802 en cinco textos y ocho ejemplos". El documento más significativo se denomina “Institution of freemasons” fechado en 1725. A continuación de la pregunta del retejo “¿cuántas Joyas Preciosas hay en la Logia?”, la respuesta es seguida de su ilustración manuscrita, añadida sin duda para facilitar su memorización. Se trata del dibujo de un pequeño rectángulo,seguido de otro rectángulo marcado con su diagonal y aún seguido de una simple escuadra. La Fig. 4 nos muestra cómo estaban dibujadas simbólicamente las tres “Joyas Preciosas” de la masonería en este documento.




Lo más remarcable es el rectángulo con su diagonal, ya que corresponde a numerosas representaciones de obreros constructores de la Edad Media e indica simbólicamente lo que fue considerado durante largo tiempo como el principal “secreto de oficio” de los Maestros Masones. Después, este secreto fue, por supuesto, descubierto y revelado. Ya lo mostró el arquitecto Villard de Honnecourt puesto que se encuentran dos dibujos sobre este tema en la plancha 38 de su famoso Cuaderno (Fig. 5). 


Uno de estos dibujos tiene por comentario:
-          Por este medio se hace un claustro igual a su patio, es decir que la superficie del cuadrado central es igual a la superficie del corredor que lo rodea.
-          Por este medio se hace una piedra para que las dos mitades sean iguales, ya que como no se trata de partir una piedra en dos, por este procedimiento puede dividirse un cuadrado para obtener otro que sea igual a su mitad.
Indicándonos por estos dos dibujos esquemáticos como puede efectuarse todo esto con la ayuda de las Diagonales de un cuadrado.

Estas mismas recetas fueron retomadas dos siglos más tarde por un arquitecto alemán de nombre Roriczrer (o Poriczer) en una obra imprimida en Ratisbona en 1486 de título “El libro de la construcción exacta de los pináculos”. Roriczer explica como diseñar correctamente un pináculo partiendo del plano. Construye un primer cuadrado y luego dentro de éste, otro cuadrado siguiendo el método empleado por Villard de Honnecourt. Luego recoloca el segundo cuadrado así diseñado para que encaje en el sentido del primero, y así sucesivamente, eleva poco a poco su pináculo, siendo cada nivel igual a la mitad del precedente. Además nos comenta de la forma más ingenua del mundo que nos revela de este modo el “secreto de los masones”, ya que se trata en realidad de un método simple para efectuar la elevación desde un plano, secreto técnico de los Maestros Arquitectos durante largo tiempo guardado cuidadosamente.

Puesto que todo ello se obtiene simplemente a partir del conocimiento de las particularidades y propiedades de la Diagonal, ésta fue glorificada y tenida por un secreto iniciático tanto por los operativos como por los primeros especulativos que la importaron.
Aún hoy la encontramos en la Joya del Pasado Venerable Maestro bajo la forma del teorema de Pitágoras: “en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa –aquí podríamos decir el cuadrado de la diagonal- es igual a la suma de los cuadrados de los dos otros lados”. Este mismo teorema se inscribe entre los dos personajes principales del frontispicio de la primera edición de las Constituciones Masónicas de 1723 para simbolizar, tal vez, “el gran secreto del Arte Real”. Fig. 6.


Puede leerse debajo el famoso “Eureka” de Arquímedes, lo que coloca a estas Constituciones bajo los auspicios de dos grandes matemáticos y filósofos de la antigüedad: Arquímedes, el ingeniero matemático, y Pitágoras, el filósofo de la armonía de los números: ¡no es posible hacerlo mejor!

La diagonal simbólica estaba por tanto a veces indicada sobre la cara superior de la Piedra Cúbica, partiendo la superficie en negro y blanco para hacerla más remarcable, como en el ejemplo antes expuesto.
Seguidamente, mal dibujada e incomprendida, se convirtió progresivamente en una Piedra Cúbica más o menos “en Punta”.

Antes de concluir prestemos atención nuevamente a la denominada “Piedra Diamante”:
-          Tomemos un cubo (o si se prefiere una piedra cúbica) y marquemos los centros de cada cara (en la intersección de las diagonales de cada cuadrado). Después unamos con una línea los seis puntos así determinados. En el interior del cubo obtenemos un octaedro teniendo la forma de dos pirámides opuestas, el cual parece tener la forma de un “diamante” en el corazón de una Piedra Cúbica. Fig. 7.


-          Tomando otra consideración al respecto del Hermano H. M., los Maestros Masones operativos practicaban un símbolo particularmente rico. Se trata del Punto Central, el centro, que ellos identificaban con el Centro del Universo, o sea, el Principio Divino, y del mismo modo el centro del Hombre, ese Centro que hay que encontrar con exactitud para que todo edificio esté equilibrado y en armonía. Respecto a esto, un dicho operativo ha franqueado los siglos. De origen alemán dice así:
El punto que está en el círculo –que está en el cuadrado- y que está en el triángulo. Tú conoces este punto, entonces todo va bien. Si no lo conoces, entonces todo es vano. (de “Estudios sobre las marcas de los talladores de Piedra”. Franz Rziha – Guy Trédaniel. 1883/1993, pag. 56)
Así, según H. M., en aplicación operativa del famoso principio “lo que es arriba es abajo”, para atraer la atención sobre el centro de la Piedra Cúbica que nuestros ojos no pueden ver, evidentemente, basta poner arriba de esta Piedra la figura geométrica que una vez “invertida” lo mostrará. Ahí el pyramidion cuyo punto culminante una vez invertido indicará el centro del cubo.

Centro o “Diamante central”, llegamos al mismo resultado al parecer. Fig. 8.


Para concluir, insistamos sobre el hecho que es lógico que el Compañero que trabaja sobre la Piedra Cúbica en Punta, una vez llegado a Maestro, deberá continuar buscando el “Centro”, tarea para toda la vida.

Poco importa que la Piedra Cúbica en Punta sea el resultado de una “mala interpretación de su dibujo”. Ésta conserva todo su valor simbólico puesto que indica por su forma que el masón no es solamente un elemento para integrar en una Gran Obra, sino que debe también esforzarse en rectificar su piedra para intentar hacerse un “Diamante”.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Gran Oriente Tradicional de Bolivia
Miembro Honorario del Soberano Supremo Consejo del Grado 33 para el Escocismo de la República del Ecuador
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
Miembro del Suprême Conseil du 33e Degré pour la France du Rite Ancien et Accepté (Cerneau's Rite)
Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado