Entre las
enriquecedoras conversaciones e intercambios epistolares que mantengo con el
muy Querido Hermano, amigo filósofo y masonólogo, Patrick Négrier, hoy voy a acercar a
este espacio una reflexión sobre el juramento masónico.
Patrick Négrier, como
siempre haciendo gala de una erudición y conocimiento extraordinarios, combina
esas cualidades con la de la humildad de quien comparte con el prójimo por amor
a la verdad en sí misma. Un regreso al método de la recepción del conocimiento
mediante el estudio, el análisis, la reflexión vivencial, dejando al margen la
vileza profana, la incapacidad de argumentar el disenso. Es regresar al
intercambio mediante el debate inteligente sobre bases sólidas, contrastadas y
libres de cualquier tipo de subyugación. Este es el estado en el que muy pocos
masonólogos se hallan, pues sí son verdaderamente libres, y cada paso que dan
en el avance de sus pesquisas, reflexiones e investigaciones, valen su peso en
oro. Un estado de consciencia y actitud que está a años luz, por desgracia de
una inmensa mayoría de francmasones de joya de latón y mandil de lentejuelas.
Su amistad me honra, y
le quedo eternamente agradecido por lo mucho que de sus guías y enseñanzas he conseguido
en gran medida saciar mi sed del conocimiento y me ha permitido ver más luz a
pesar de estar rodeado de tinieblas de todo tipo. Gracias Patrick por estar
siempre ahí.
Creo que es el momento
en el que hay que precisar con la máxima precisión el elemento formal ritual,
filosófico e incluso hermenéutico del contenido de nuestros actuales Rituales
para ser coherentes, y así evitar confusiones atroces. Una vez más debemos
esforzarnos por saber de dónde venimos, como mutamos, como evolucionamos y a
donde vamos con las actuales estructuras rituales y sus corpus doctrinales. Por
eso que el tema del juramento, no es un tema menor, y solo comprendiendo su
precisa aparición contextuada adecuadamente, podremos llegar a entender el de
compromiso en diferentes conceptos de la masonería del Siglo XVIII.
El Juramento Masónico (de mis conversaciones con Patrick Négrier)
“Sí, querido Joaquim,
tienes razón, como lo he demostrado en mis libros, los autores británicos de
los Antiguos Deberes católicos y luego anglicanos (a partir de la mitad del
siglo XVI) habían concebido y elaborado sus Deberes de acuerdo con el modelo
proporcionado por la "Regla de los monjes" de Benito de Nursia.
Así es como en los
Deberes podemos ver:
1. La plegaria de
entrada a la Trinidad se inspiró en el "Prólogo" de Benito que es una
oración;
2. la historia
alegórica y legendaria del Oficio se inspiró en el capítulo I de Benito sobre
la historia del monacato que había visto la aparición de varios tipos de
monjes;
3. la escala de las
artes liberales de la República de Platón que se encuentra en los Antiguos Deberes
había sustituido al capítulo VII de Benito sobre la escala de la humildad;
4. la lista de deberes
profesionales y morales de los masones que se encuentran en los Antiguos
deberes se inspiró en los capítulos IV y LXXII de Benito sobre los instrumentos
de las buenas obras;
5. y, finalmente, el
juramento de los Masones sobre el "Libro" de los Deberes después de
leerlos al recipiendario se inspiraba en el capítulo LVIII de Benito en la
forma de recibir a los hermanos en el monasterio por los tres votos de estabilidad,
conversión de modales (castidad y pobreza) y obediencia DESPUÉS DE LEER AL JOVEN
MONJE LA REGLA DE BENITO (¡y no la Biblia!).
Cuando, en Kilwinning
(entre 1599 y 1630, no sabemos exactamente cuándo), los masones calvinistas
presbiterianos (¡y no los arminianos!) reformaron el rito al reemplazar los
Antiguos deberes con el Mot de Maçon, obviamente rechazaron el modelo benedictino
del rito masónico por dos razones: primero porque la "Sola Scriptura"
de la Reforma luterana y calvinista les prohibía asentarse en materiales no
bíblicos; y luego porque se oponían ferozmente al monacato (los calvinistas
escoceses habían destruido los monasterios).
En los Antiguos
deberes, la legendaria historia del Oficio era una alegoría de las vicisitudes
del arte gótico de las catedrales; dado que los calvinistas presbiterianos se
oponían no solo a la arquitectura sagrada sino también al episcopado y, por lo
tanto, a las catedrales (los presbiterianos eran democráticos y habían abolido
la institución del episcopado considerado de tipo monárquico), rechazando esta
historia gótica del Oficio para sustituirla por un material exclusivamente
bíblico: el simbolismo del templo de Salomón cuyas dos columnas habían inspirado
a Pablo la comparación de los tres apóstoles con las columnas en Gálatas 2,9
(versículo que uno no puede entender sin tener en cuenta todo este capítulo 2).
Como en los Antiguos deberes la escala platónica de las artes liberales no era
bíblica, los masones calvinistas la rechazaron. Y dado que el Libro de los
Deberes sobre el cual juraron los masones anglicanos no era bíblico, los masones
calvinistas lo sustituyeron jurando sobre la Biblia”.
Patrick Négrier