08 marzo 2024

Qué es y qué no es Masonería (I: lo que no es)

Hace ya bastantes años que venimos humildemente publicando ensayos y trabajos tendentes a una búsqueda en nuestra mejora formativa en los distintos campos que abarca la masonería como Institución social, iniciática y formativa del desarrollo del ser humano, así como su impacto e influencia en diferentes aspectos relacionales y filosóficos. Sus ramificaciones tanto de carácter simbólico, histórico y sociológico, entre otros, han llegado a convertir en algunas ocasiones a nuestra orden en una especie de cajón de sastre donde se ha dado cabida a contenidos y acciones canallas tanto en lo personal como en lo ritual, desviando al buscador y al ya miembro de la verdadera esencia masónica. Lo triste del caso es que esta situación se ha visto dada por una ignorancia interesada o condicionada a aspectos exógenos de distintas naturalezas, generando perversiones cuasi cómicas en lo que deberían ser los fundamentos reales de nuestra fraternal institución.

Sin rendirnos, guste más o guste menos a unos u a otros, proseguiremos con aquello que verdaderamente nos motiva: nuestro propio crecimiento y evolución, aprendiendo de nuestros propios errores y corrigiendo aquello que viciado se nos hubiera colado en nuestro aprendizaje eterno. Este Blog lo creé para mi búsqueda constante en pretender esclarecerme y, si además puede ser de utilidad a terceros, su finalidad se ve recompensada exponencialmente. Pero jamás olvidaré que sin la ayuda de Hermanos y Hermanas que han compartido conmigo su saber y experiencia de manera desinteresada como muestra del amor dado, y recibido a su vez ese mismo salario fraterno de mi parte con suma gratitud, probablemente sería una especie de bufón que creería ser el “Nec plus ultra” de una verdadera nulidad en lo real. Esa dichosa pura apariencia que contagia a diestra y siniestra y que hace creer al asno ser un Einstein masónico cuando esconde en realidad lo fatuo y la ostentación vacía.

Durante esta Maratón sin final, vemos de todo, y también afortunadamente ejemplares estudiosos, masonólogos, filósofos, anónimos masones laboriosos modelos a seguir, mentes preclaras, espíritus nobles. De ellos aprendo y trato de emular lo mejor que puedo sus pasos. Por eso hoy creo que pueda resultar oportuno (para mí lo es sin duda) reubicarnos y reordenar ideas y conceptos fundamentales. He utilizado a tal efecto el genial trabajo de uno de mis referentes masónicos fundamentales (en concreto de su libro L´Essence de la Franc-maçonnerie à travers ses textes fondateurs 1356 – 1751), el prestigioso filósofo e historiador Patrick Négrier, por quien siento un sincero agradecimiento de compartir su fraternal amistad y desinteresada disposición para aclarar mis dudas e inquietudes, siempre mediante su inmenso, paciente y filantrópico saber.

“Lo que no es”

La francmasonería es una sociedad que tiene una historia, y que vehicula y transmite uno o unos ritos, así como unas Constituciones. Pero unos y otros han recibido interpretaciones distorsionadas. Examinemos de cerca estas interpretaciones erróneas.

Compagnonnage
La francmasonería nació en Inglaterra, en Londres, con el “Reglamento para los masones de Londres” de 1356 así como con la tradición ritual inglesa de los Antiguos Deberes que debutó, aparentemente, en York en 1370. Sin embargo, no detectamos en estos textos ningún origen “compañónico” ya sea francés o alemán.

Rosacruz
Ciertamente, hacia 1628-1630, el poeta H. Adamson, autor de “La tercera musa” (incluída en El lamento de las musas) estaba diciendo a los “hermanos de la Rosacruz” que poseían el rito del Mason Word (Palabra del Masón). Pero parece que para comprender este verso es preciso resituarlo en el contexto de este poema que se supone que debe informar de los hechos culturales característicos de la ciudad de Perth que era, entonces, de confesión calvinista presbiteriana desde 1559. Sabemos por el Contrato de Perth de 1658 que la logia de Perth tenía por logia madre la logia calvinista presbiteriana de Kilwinning, que practicaba el rito del Mot de maçon, lo que permite deducir que la logia de Perth practicaba también el rito del Mason Word. El hecho de que el poema de H. Adamson situara a unos practicantes del Mason Word en la ciudad de Perth no tiene nada de sorprendente. Y si H. Adamson atribuyó la posesión de la Palabra del masón a los hermanos de la Rosacruz, haciendo así masones de la logia de Perth a los Rosacruces, es simplemente porque el movimiento Rosacruz era de origen luterano y que, en su calidad de calvinistas presbiterianos, los masones de Perth practicantes del Mason Word eran también cristianos reformados. La francmasonería no tiene por tanto relación directa con los Rosacruces, que parecen haber existido solo literariamente, sobre el papel.

Los Stuarts
Ciertos historiadores, como André Kervella, piensan que la francmasonería denominada de los “Modernos”, como la llamaba Dermott, es de origen “estuardista” (tesis de Kervella que merecería ser comparada con la tesis análoga de Robert Ambelain) y habría nacido en Gran Bretaña durante las guerras civiles de 1642-1651. Sin embargo, esta tesis es errónea porque no tiene suficientemente en cuenta los dos factores siguientes:

1)    En primer lugar, la masonería denominada de los “Modernos” se caracteriza por el hecho de que practicaba el rito del Mot de Maçon. Sin embargo, el hecho de que en el siglo XVIII algunos estuardistas fueran francmasones no significa que estos hubieran sido recibidos en el rito del Mason Word, que era practicado por la masonería de los “Modernos”. Para afirmar que los masones estuardistasd del Siglo XVII practicaban la masonería denominada más tarde de los “Modernos", habría que probar que practicaban el Mot de Maçon, sobre la que la historiografía muestra que consistía en la comunicación de las dos palabras de pase Bo’az y Yakin acompañado del apretón de manos y de un juramento de secreto sobre el contenido de este rito. Sin embargo, en el estado actual de nuestros conocimientos, ningún documento atesta que los masones estuardistas del Siglo XVII practicaran este rito del Mason Word, contrariamente a lo que afirma Louis Trébuchet. Es por ejemplo, el caso de R. Moray y de E. Ashmole que, en el siglo XVII fueron recibidos en el rito de los Antiguos Deberes y no en el rito de la palabra del Masón.

2)    Y en segundo lugar, los cinco primeros testimonios históricos relativos a la Palabra del masón situaban este rito no en un contexto político estuardista, sino en un contexto religioso y, más precisamente, calvinista presbiteriano: se trata por orden cronológico de “La tercera musa” (redactada en 1628-1630) de El lamento de las musas de H. Adamson (publicado en 1638); del Informe sobre los hechos relativos a los asuntos de la Iglesia de Escocia de agosto de 1637 a julio de 1638 de John Leslie, conde de Rothes (1637), del Journal de John Lamont (1649); de los Hechos diversos del presbítero de Kelso (1652); y del Contrato de Perth (1658). La francmasonería denominada “moderna” nació de un proyecto religioso y no de un proyecto político, incluso si fuera estuardista. Patrick Négrier ha demostrado también en sus escritos, que es la logia calvinista presbiteriana de Kilwinning que, rehusando continuar con la práctica del rito anglicano de los Antiguos deberes fue entonces invitada por los Statuts Schaw de 1599 a concebir y elaborar un “arte de memoria” conforme a su confesión, y que este arte de memoria conforme al calvinismo presbiteriano resultó ser el rito del Mot de maçon, que estaba conforme al calvinismo sobre dos puntos: de entrada, conformemente al principio reformado del sola Scriptura, se componía únicamente de materiales extraídos de la Biblia, en este caso I Reyes 7, 21 y Gálatas 2, 9; y, seguidamente, conformemente a la iconoclastia calvinista, estaba compuesto en su origen únicamente de imágenes verbales y no plásticas. La investigación histórica del Rito del Mason Word permite actualmente datarlo un poco antes de 1628, es decir, antes de las guerras civiles de 1642-1651.

Emerge de estos diferentes elementos que la masonería denominada de los “Moderns” no era de origen estuardista. Pero esta afirmación no tiene nada de nuevo: era ya conocida en 1751, cuando Thomas Wolson indicó en su Maçon démasqué que “algunas personas han sospechado que la masonería tendía […] al restablecimiento de la casa de Stuart sobre el trono de Inglaterra; sospecha vana y que no está asentado sobre ningún fundamento razonable”.

Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Soberano Supremo Consejo del Grado 33 para el Escocismo de la República del Ecuador
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
Miembro del Suprême Conseil du 33e Degré pour la France du Rite Ancien et Accepté (Cerneau's Rite)
Pasado Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto de España, Rito de Perfección.
Masonólogo

04 marzo 2024

Síntesis del Grado de Aprendiz Masón

A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·. 

L.·. I.·. F.·. 

R.·. L.·. “Lux Veritatis n.º 3 al Or.·. de Terrassa

QHNOS/NAS, todos en sus grados y oficios

 SÍNTESIS DEL GRADO DE APRENDIZ MASÓN

Etimológicamente la palabra “aprendiz”, proviene del latín “apprehendere”, que significa “persona que empieza a instruirse”, Sus componentes léxicos son: el prefijo “ad” (hacia); “prae” (antes); “hendere” (atrapar) más el sufijo “-iz” (agente femenino). Así pues, el verbo, aprender, puede entenderse como “dar capacidad de pensar y elaborar críticas frente a la realidad”; esto es, no ser conformistas sino desarrollar la capacidad de crítica y reflexión. De ahí que al Neófito o profano se le llame “aprendiz”.

Desde sus comienzos, la francmasonería se ha constituido como una institución eminentemente formadora de hombres y mujeres virtuosos por excelencia; como la más noble y genuina institución dedicada a la tarea de plasmar un ideal de ser humano, habido de conocimientos, culto, solidario y fraternal; un ser amante de la “verdad” y “libre” de prejuicios. Centrando su interés en el individuo en cuanto que converge en la sociedad, pues sólo a través del individuo correctamente formado se puede mejorar a la humanidad. De ahí que su misión o finalidad última sea hacer desaparecer todas nuestras imperfecciones, todo lo negativo y fomentar y aumentar nuestra capacidad de amar, de empatizar con el prójimo, de justicia, igualdad y hermandad, para hacer del Neófito, un ser digno y útil en la sociedad.

Sobre la base de esta premisa, la meta de todo “aprendiz” es pulir su “piedra bruta” y convertirse en un ser humano nuevo, un ser humano que convive con la naturaleza y converge en ella, para de esta manera, crear el equilibrio perfecto de nuestro Universo.

Durante su iniciación, el/la “aprendiz”, se encamina hacia un nuevo nacimiento, una nueva vida. El/la Masón/a no sólo ha de “vivir”, sino que, además ha de saber “convivir”; lo que supone un auténtico proceso de socialización que equivale a convertir el “yo” en “nosotros”, evitando de esta manera el individualismo a la hora de socializar con el mundo exterior. Para conseguir este fin, la francmasonería, inculca al/la iniciado/a un perfecto repertorio de principios intangibles, los cuales, se traducen en conocimientos teóricos, cuya aceptación es fundamental para el ingreso y permanencia en la Orden. Principios que la definen e individualizan, de manera que sin ellos desaparecería la institución como tal, pues son expresión de la correcta y buena doctrina que todo/a Masón/a debe cumplir y respetar. Principios como: el de “libertad e igualdad” que implican que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos y deberes, que todos somos iguales; por lo que cualquier forma de esclavitud o servidumbre pugna con este ideal masónico. Así como, el principio de “Fraternidad”, que se traduce en el respeto mutuo, la solidaridad y empatía mutua, indispensable para que lo principios de igualdad y libertad no se conviertan en una utopía. Libre para decidir sobre nuestra propia vida sin más restricciones e imposiciones que las impuestas por la Leyes ante las cuales todos los seres humanos debemos ser considerados iguales, sin discriminaciones por razón de raza, creencias, ideologías, sexo ni estatus, y conseguir así que reine la “hermandad” entre todos los miembros de nuestra sociedad. 

Herramientas del aprendiz masón

Para llevar a cabo esta tarea de pulimiento de la “piedra bruta”, el/la “aprendiz” cuenta con una serie de herramientas e instrumentos, como: el mazo, el cincel y la escuadra.

Mazo y cincel utilizados para golpear, romper y arrancar nuestras imperfecciones, a la vez que moldeamos y pulimos. Lo que implica un trabajo constante y de gran fuerza, cuyo fin último es obtener la “Piedra Pulida”.

El mazo me ha ayudado a encontrar la fuerza interior necesaria para descubrir mis defectos e imperfecciones y la entereza para proceder a romperlos y arrancarlos. Me ha ayudado a descubrir mi valía, fuerza y determinación. A  perseverar y no decaer, ni dejarme llevar por el desánimo. Por su parte, el cincel me ha servido para dar formar y moldear mi “yo” interior, ayundándome a pulir y suavizar los bordes o aristas cortantes, resultantes de golpear y arrancar mis imperfecciones.

Asimismo, la escuadra nos ayuda a controlar y regular la forma de la piedra bruta al pulirla, y de esta manera, ajustarla en verticalidad y horizontalidad, para conseguir igualarnos o equipararnos al resto de los hermanos, como símbolo de precisión. En este sentido, la escuadra me ayuda a no perder el rumbo, a mantener el equilibrio que me permita seguir mi camino, siempre avanzando en línea recta, sin perder mi centro, mi vértice, impidiendo que me incline hacia un lado u otro, que zinzaguee.

Además de éstas, el/la “aprendiz” cuenta con otros instrumentos en su camino hacia la perfección,  tales como:

El nivel que representa la igualdad entre todos los hermanos. Este instrumento me recuerda que todos los seres humanos somos iguales, que tenemos los mismos derechos y obligaciones. A tratar a todos por igual sin interferencias ni distinciones, como “ser humano puro” que vive y respira, con independencia de cuál sea su raza, sexo, estatus social, su ideología y creencias.

La plomada símbolo de la atracción, actuado como fuerza de gravedad que nos permite encontrar nuestro punto central y la rectitud que debe regir en todos los actos y juicios de un/a buen/a masón/a (emblema de la justicia, la igualdad y la rectitud), que nos sirve para alinear, verticalmente nuestro centro y definir el eje sobre el cual se edifica nuestro templo. Este instrumento me ayuda a mantenerme en constante equilibrio, a avanzar en línea recta y hacer que mis actos y juicios se distingan por ser íntegros y ecuánimes.

El compás símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. Con sus puntas abiertas o desplegadas simboliza el trabajo material e intelectual del ser humano. Además, el compás representa la solidaridad masónica que, a su vez, significa la fraternidad entre todos los seres humanos. Representa a la ética masónica, e indica los límites que el individuo no debería traspasar. Con el compás marco mis fronteras, aquéllas que como buena masona no debo traspasar nunca, lo que me supone de una gran fuerza de voluntad, y constancia, pues, son muchas las flaquezas y tentaciones que giran a mi alrededor y tratan de hacerme caer.

Por último, tenemos, la escuadra símbolo de rectitud masónico, que el/la “aprendiz” utiliza como “signo”, en cada uno de los pasos de su marcha, en el camino de la perfección avanzando con lentitud desde Occidente (donde están las tinieblas) hacia Oriente (de donde parte la “luz” y la “sabiduría”); es un recordatorio del deber que tiene el/la “masón/a” de que sus actos se ajusten a la rectitud. Así, la escuadra simboliza “la tierra” y el compás “el espíritu”. Ambas herramientas, me ayudan a no perder mi horizonte, a alcanzar la rectitud y perfección en mis actos y juicios; a actuar con rigor y prudencia, acorde a las enseñas y conocimientos que he ido adquiriendo, para que a través de ellos puedan reconocerme como una buena y justa masona.

El aprendiz y la “piedra bruta”.

Como tal, la piedra bruta es un trozo de roca sin labrar en su estado más “basto y natural”, que simboliza al ser humano primitivo e imperfecto, al individuo recién iniciado en la Masonería. De ahí que el trabajo del aprendiz consista en desbastar esa piedra bruta, es decir, tratar de dominar sus pasiones y perfeccionar su espíritu. Es por ello que la piedra bruta es el símbolo del aprendiz, sobre la cual debe trabajar hasta conseguir pulir su rudeza original, propia de la vida profana y de la imperfección de la naturaleza humana.

Este significado simbólico de la piedra bruta nos sugiere una estrecha relación con el sistema “moral” que la Masonería nos enseña en torno a la perfección del ser humano, la búsqueda, desarrollo espiritual y las conductas sociales basadas en valores como el respeto, la fraternidad, la humildad, la tolerancia y los derechos inherentes a todo individuo.

De ahí que este sistema moral sea representado por la piedra rudimentaria, la cual nos estimula, a nivel del aprendiz, a un incesante trabajo en torno a las prácticas y doctrinas masónicas, en el anhelado deseo de encontrar “la Verdad”. Pero esta búsqueda de “la Verdad” sólo es posible por medio de una profunda indagación de nuestros sentimientos y la mejor disposición a un verdadero y exhaustivo trabajo interior. De ahí que, el trabajo masónico consista, simbólicamente, en perfeccionar la existencia humana, a través de un permanente y constante trabajo de transformación.

En esta búsqueda de la “Verdad”, me he dado cuenta de cuán imperfecta es mi existencia; analizar mis actos y juicios, a modo de acto de contrición ha sido una dura batalla. Darme cuenta de que a pesar de considerarme una persona justa y racional, en ocasiones me dejaba llevar por mis impulsos, llegando, incluso a actuar o pensar de distinta manera, ante situaciones idénticas, dependiendo de mi estado de ánimo. Comprender, el por qué, de esta actitud me ha supuesto de un severo y profundo acto de contrición, con lo cual se ha convertido en un trabajo de constante lucha interna. De intentar controlar mis pasiones y actuar impulsivo; de ser más reflexiva y paciente. Este trabajo de “golpear y pulir” mi piedra bruta, me ha ayudado a arrancar muchas de mis imperfecciones y a limar mis asperezas.

No obstante, a pesar de este avance, soy consciente de que aún necesito hacer más uso del mazo y el cincel en esta dura batalla con mi ser interior, ya que, aún tengo momentos de flaquezas en las que mis pasiones, mis impulsos me atrapan; a pesar de ello, saco fuerzas y lucho contra contra ellas, como si estuviera en un combate de boxeo a vida o muerte, con el fin último de alzarme con la victoria y alcanzar esa perfección tan deseada.

Desde esta perspectiva, el/la aprendiz busca y escoge la piedra que debe ser preparada para la construcción del templo, comenzando a moldearla y darle forma a golpe de cincel, de forma continua y pausada, con inteligencia y disciplina, con paciencia y dedicación, y con una fuerza precisa de manera que, golpe a golpe, moldee gradualmente la partículas de la piedra hasta desbastarla. Así, esta “piedra bruta” representa nuestro “yo interno”. De ahí que, el logro de la perfección, simbolizado en el pulimiento de la piedra, consista en desprendernos de nuestros errores, prejuicios, odios, pasiones, desarraigo... 

De esta manera, podemos afirmar, que esta “piedra bruta” representa la fortaleza y la moral del “Primer grado”; en el esfuerzo, predisposición de aprender y la dedicación que se ponga en ello. De ahí que este sea el fundamento en el que se apoya todo progreso, pues, se realiza reconociendo, asimilando y dominando lo aprendido, a pesar de las circunstancias adversas de la vida y de la sociedad en que nos encontramos, y con las respectivas experiencias que se deriven de esta relación.

 Así, en la historia de la humanidad, han existido distintas formas de concebir la idea de perfeccionamiento y búsqueda de la felicidad, expresado, de un lado, en el cambio cualitativo en nuestras relaciones con los demás, lo que a mi parecer implica ver y tratar al prójimo como a uno mismo, empatizar con él, ser más caritativos y justos en nuestro trato y por otro, en la perspectiva del crecimiento espiritual personal, lo que implica un cambio o trasformación de nuestro ser interior, que nos permita crecer como personas fomentando la justicia, la caridad, la igualdad de trato y el amor fraternal.

Es por ello que, la transformación interna del/la “aprendiz masón/a”, a través del pulimiento de la “piedra bruta”, debe crear en su conciencia, la necesidad de superar las condiciones arrastradas de su materialidad pasada y actual, producto de la vida profana. Este trabajo de transformación de la “piedra bruta”, supone para el/la “aprendiz” la transformación de sí mismo en la condición de masón/a, entendida como una muerte, simbólica, para nacer a una nueva vida; de ahí deriva su fortaleza moral en el descubrimiento de su unidad y esencia interna; en la conciencia de su propio ser y la estimulación de sentimientos nobles, lo cual conlleva un doble proceso psíquico, en permanente equilibrio.

Por un lado, la capacidad intelectual de razonar, de aprender de las experiencias, de reflexionar en torno a ellas e interpretarlas con el fin de establecer las formas de interacción entre la conciencia y lo externo a ella, y por otro lado, el conocimiento intuitivo y emocional.

Esta es la faceta espiritual del pensamiento humano, que nos facilita acceder a un conocimiento superior, y para ello el/la “aprendiz” deberá asimilar y experimentar en su conciencia, el sentimiento de la enseñanza simbólica del pulimiento de la “piedra bruta”, es decir, la devoción, la vida y la calma interior, ya que, solo de esta forma llegan a aflorar en la conciencia del “aprendiz”, los sentimientos de fraternidad, caridad y tolerancia, los cuales nos hacen más dignos de nuestra condición de masones/as.

VIVENCIAS

Durante estos años de duro y constante trabajo de pulimiento y transformación de mi “piedra bruta”, he aprendido a cultivar una serie de valores y principios que tenía olvidados, tales como: la fraternidad, la tolerancia y la empatía; así como, a controlar mis impulsos más primarios ante cualquier eventualidad. Lo cierto es que vivimos inmersos en un mundo en el que sólo nos preocupamos de nosotros mismos, de nuestro bienestar y felicidad, de satisfacer nuestros deseos y pasiones, sin importar, a quien arrastremos en nuestro camino con tal de conseguir nuestras metas; sin tener en cuenta que a nuestro alrededor hay personas, hermanos, en iguales o peores circunstancias que las nuestras, que necesitan de nuestra ayuda, apoyo y comprensión.

Sólo a través de este trabajo de transformación interior, me he dado cuenta de cuáles son mis vicios, mis pasiones e imperfecciones. Cuando empezamos a tratar y mirar a los que nos rodean de la misma manera que a nosotros mismos, es cuando realmente, comenzamos a priorizar y dar valor a lo que es realmente importante y valioso, “la vida humana”.

Una vez, descubiertos mis vicios y defectos es cuando comienza, realmente, esta ardua labor de golpear, romper y arrancar todo lo que me consume y ahoga, un trabajo que implica una gran fuerza y constancia, necesaria para ir puliendo mi “piedra bruta”, comenzando siempre desde el interior hacia el exterior, ya que, solo así, podré renacer como una persona nueva, libre, pura y justa. Sólo así podremos salir de la oscuridad, en la que vivimos atrapados, para llegar hacia la luz, la perfección.

Durante estos años de iniciación he ido adquiriendo nuevos conocimientos, ampliando mis fronteras y creciendo como persona. Es cierto que en ocasiones las flaquezas, incertidumbres y el miedo me han paralizado, pero es en esos momentos cuando busco el apoyo y soporte en los conocimientos, principios y enseñanzas aprendidas y adquiridas para conseguir redirigir mi vida, mis acciones y mis pensamientos en la línea correcta, siempre ascendente en busca de “la verdad” y “la perfección interior”.

 

He aprendido a interpretar los símbolos, costumbres, usos y alegorías masónicas, intentando conseguir ese equilibrio tan deseado entre el plano espiritual, intelectual y físico. Sin embargo, esta labor no termina con esta etapa, sino que perdura durante todo el proceso de crecimiento personal, en los que habrá, numerosos altibajos e incluso recaídas; sin embargo, me siento reforzada y dotada de las  enseñanzas y herramientas necesarias para seguir combatiendo contra mis pasiones e imperfecciones, ya que, solo de esta manera podré romper esas ataduras que me esclavizan, para convertirme en una persona libre y justa y poder contribuir, en la medida de lo posible, a mejorar esta sociedad en la que nos ha tocado vivir.

He dicho,

Ap.·. M.·.

Mayte Marrero

28 febrero 2024

Des choix de la Spiritualité

 

Des choix de la Spiritualité

Voir que tu construis une cathédrale en taillant une pierre est spiritualité ; chercher la Vérité au tréfonds de l’Univers, aussi. 

Esprit, âme, raison, conscience?

Mon compas trace large ouvert, mes bras, aussi.

L’Esprit[1], est la vie qui s’est rendu compte qu’elle est.



Sentients, capables de nous examiner et de juger, nous sommes notre esprit, notre âme, comment se passer de ce mot ?

Cette entité consciente de soi, est impalpable à ce jour. Est-elle faculté, fonction de la matière vivante, phénomène vécu ou essence immatérielle, étincelle de souffle divin ? La dispute va continuer, longtemps...

Certes, notre esprit n’est pas chose fabriquée il est né. Pareil au vivant dans lequel il habite - qui donne naissance à la nouvelle vie – il crée ce qui n’était pas avant et il agit [2]. Sur Terre, seul l’esprit est donneur de noms[3], faiseur des langues et d’art.

Mon souffle vital, pneuma, anima, âme, psychisme, « vie mentale », est-il périssable ou immortel ? Accordé par la Divinité ou surgi de l’évolution de la Matière ? Je ne le sais… le fait est que nous ressentons cet état, nous sommes cet état sans pareil. Nous éprouvons, chacun, directement, à la première personne, le goût de ce qu’est être sciemment quelqu’un[4], sentir joie et douleur, juger, vouloir, désirer… Sans lui nous ne sommes personne.

Il y a vie de l’esprit si en notre for intérieur ont cours des sentiments et des valeurs, des vertus, des doutes et des convictions, l’action, l’humilité, des devoirs et libertés. Une vision du monde et un espoir peuvent s’appeler déjà spiritualité. A l’opposé, les machines sont des engins fabriqués de substances mortes, leurs algorithmes purgés n’ont rien d’une spiritualité, seulement la vie en est capable. La vie de l’esprit seule, fait de nos filiations de mortels des histoires de vie uniques et irremplaçables plutôt que des chaînes d’élevage et de production. C’est la vie seulement qui est douée d’espérance, d’idéal, de pardon et de promesse. La vie et la société des humains.

Tout ceci émerge naturellement de l’univers matériel ? Peut-être. Pourtant, cette vie de l’esprit est une chose qui, dans les limites de nos connaissances, ne se trouvait pas dans la Nature sans nous ; les idées ont généré la transfiguration de notre espèce et du monde... Il me semble raisonnable de considérer l’unicité de ce « phénomène ».

Pour la raison sèche, la spiritualité reste une subjectivité, une illusion, voir, une superstition. Ceci me semble déplorable, car ce qui désenchante le monde – même la vérité scientifique quand elle est exclusivement de la matière inerte, des abstractions et des machines – assèche la spiritualité et dégrade l’humain. Par des méthodes qui nient l’existence de ce qu’elles n’ont pas prouvé et mesuré, rien ne reste en main en dépeçant le comportement et le corps afin de contrôler s’il y a l’esprit. Pour citer Goethe (en original, car il est mal traduit) :

„Wer will was Lebendig's erkennen und beschreiben,
Sucht erst den Geist heraus zu treiben,
Dann hat er die Teile in seiner Hand,
Fehlt leider nur das geistige Band.“[5]

“Qui veut déceler et décrire le Vivant/cherche se défaire de l'Âme avant, /puis, bien en main sont les parties, / hélas, manque juste le Lien - l'esprit.”

Nier l’existence de l’esprit, dégrade l’homme.
Vie spirituelle, spiritualité, intellect, religion ? Humaniser le chaos.

Il y a aussi un brin de spiritualité en tout savoir, même intuitif, en tout symbole ou métaphore, mais parler, connaitre et expliquer n’est pas tout. Une étincelle d’esprit vit en chacun de nous, connaissante, éveillée et sensible, pourtant, pour affirmer une vie spirituelle, il faut comprendre l’émerveillement, notre propension historique à enchanter le monde en lui attribuant signification et destinée.

La spiritualité est encore plus que ceci, bien entendu ; c’est l’esprit des humains réunis en civilisation, quand ils osent et se surpassent, de mille manières, vers des théories et idéaux qui transcendent la matérialité vulgaire ; que ce soit par le savoir compris ou par la foi, le mystère ou la raison, par l’intuition, par le génie, par le sacrifice, par la musique, par la découverte et le culte de la vérité, par l’extase ou les mathématiques… pourquoi pas. On vit notre spiritualité de diverses manières, solitaires ou ensemble. Par la méditation, l’extase, par la prière, par un satori ou une révélation, ou en comprenant soudainement, en exclamant « Aha ! Eureka ! » … On exprime la spiritualité par une diversité de symboles et rituels, par des cérémonies, mais aussi par l’appartenance, le vécu et le faire de chacun ; le travail bien fait, la pierre bien polie, l’œuvre inspirée, l’art vécu, la pensée selon la méthode scientifique ou la philosophie.

Notre monde ainsi enchanté ou expliqué, nous devient compréhensible, cohérent, prévisible, digne, porteur d’espérance. Pour parler vraiment de spiritualité, l’essentiel est ce que l’être pensant éprouve, croit et fait du vécu, du savoir et des idées, pas seulement ce qu’il sait…

La raison de la spiritualité est d’apporter humanité et harmonie dans le chaos.

L’abondance éphémère, la somme de tous nos esprits ici sur Terre – la Noosphère[6] - englobe l’ensemble des vies mentales de l’humanité, vécus émotionnels et moraux inclus. Leur mémoire collective survit à la mortalité. Naturellement. Une partie de ces trésors se garde dormante, inscrite dans des livres, les édifices les outils et les arts. Une autre partie, vive, habite nos vies mentales, nos souvenirs, les langues et les coutumes des nations. Elle circule par notre communication. Le tout se perpétue à travers les générations, par les traditions, par les sagesses, les spiritualités et les savoirs, les cultures, les civilisations. De sa rencontre avec la réalité[7], la société de Homo Faber extrait connaissance et pouvoir, mais elle y rajoute sens et valeur. Ainsi seulement, l’esprit éveillé de la vie devient véhicule et contenant d’une vie spirituelle.

Car l’Humanité, comme la Vie, apporte à l’Univers aveugle, qui s’ignorait, sens et formes qui n’y étaient pas et qui, sans l’Homme, disparaîtraient. Sur la « Nature telle qu’elle est », l’homme décalque ses significations, ses mesures, ses façons de comprendre et l’expression de ce que les choses valent pour nous humains. L’Homme apporte ses manières de vivre et de gérer son monde, avec des outils spirituels qui ne se trouvaient pas dans la matière sans lui : la Raison et le savoir, la Méthode Scientifique, mais aussi la compassion, l’espoir, la foi transcendante, la morale, la responsabilité, l’esthétique. L’homme apporte ses questions, son « Pourquoi pas ? », la tristesse, le regret et le rire, la fidélité et la trahison, la solidarité et le rejet. L’homme apporte les mots et avec eux l’outil de la vérité, du mensonge et de l’art. D’où viennent le non-être, les mathématiques, l’Utopie, le Bien et le Mal, la Beauté, sinon de l’esprit ? L’homme invoque et honore, il discerne et célèbre le sacré. L’homme institue des symboles et des vérités morales, invente des formes nouvelles et s’empare de forces démiurgiques capables de donner forme ou, au contraire, de transformer, de déformer ou tout détruire.

L’Esprit intelligent, dès qu’il s’éveille, devient cause. Par anticipation, l’intellect est capable de décider à l’envers du temps, depuis un avenir imaginé, depuis ce qu’il croit ou calcule, vers l’ici et maintenant, pour former son intention et agir. Ainsi, une religion ou une doctrine peuvent devenir un empire sur Terre. Par ce pouvoir, avec ses choix, l’esprit, le penseur, le croyant, deviennent initiateurs et responsables. Ils débutent des cours d’action nouvelle, ils façonnent les substances, organisent, inventent et procèdent à rendre réels des outils puissants, des œuvres et des sociétés tels que le monde « devrait être » d’après notre point de vue humain. Un monde potentiellement bon, beau, vrai, juste, sage, généreux, fraternel, sacré. Ou l’inverse. Pour le meilleur et pour le pire. Car la spiritualité peut servir autant la vie que la mort, génératrice ou dévastatrice, humaniste ou antihumaine[8].

Tout ce qui est spiritualité n’est pas nécessairement bon.

On est justifié de dire qu’on a une vie spirituelle quand l’aspiration de vivre, comprendre et de faire embrasse autre chose en plus d’un Univers exclusivement mécanique et biologique, fait de substance, énergie, information, déterminé sans liberté, par des causalités réduites à la physique et aux autres sciences « exactes » L’être humain et sa société ont un besoin inné de vivre plus haut, de croire et révérer quelque chose, même une utopie.
« Nous sommes de l'étoffe dont sont faits les rêves…»[9]

La vie de l’esprit devient spiritualité… pourvu qu’ Tout commence humblemet : ma spiritualité s’éveille quand que je me demande pourquoi je vis, pourquoi je suis né, moi et pas un autre, à quoi je sers[10]. Quand je comprends que je ne comprends pas et je suis curieux de ce dont je suis ignorant au lieu d’en être fier. Quand je m’étonne et je m’émerveille. Quand je me passionne pour des idées. Quand je pose des questions, surtout « Pourquoi ? ». Quand je doute. Quand je découvre quelque chose qui change ma vie comme une nouvelle lumière. Quand je ressens l’enchantement et l’altruisme. Quand des actions ont sens pour moi, pas seulement cause ou utilité. Quand je me construis une citadelle intérieure à l’instar de Montaigne ou de Goethe. Quand mes pensées sont belles. Quand je veux devenir meilleur.[11]
J’exerce ma vie spirituelle quand, scientifique ou mystique, je réfléchis au-delà de mon corps, de ma survie animale et sociale, de mes intérêts et plaisirs et de la souffrance primaire, la chair et les os. Je la vis quand je ressens comme une attirance les limites de ce que je suis et sais, de mon savoir et de mon ignorance aussi. Ceci m’enrichit sans cesse, l’ennui est impossible. J’attends de ce monde intérieur passionnant qu’il me guide et me soutienne d’espoir durant mon voyage par la grande forêt du connu et de l’inconnu, même par-delà de la mort. Avec ma spiritualité, je ne suis jamais seul.
Je crois que s’ennuyer souvent signale le manque de spiritualité.

La face visible de la spiritualité, qu’elle soit laïque ou religieuse, nous la pratiquons sous forme de rituels et de cérémonies. C’est une multitude de rituels, gestes symboliques et communions - quotidiennes ou sacrées.

Toute activité humaine importante acquiert avec le temps une valeur symbolique et tend à se ritualiser.
Une pluralité de spiritualités – Un jardin d’échelles vers le plus haut

Dans mon opinion, la spiritualité est ainsi la vie de l’esprit – ce souffle si léger que la Science d’aujourd’hui n’arrive pas encore à le saisir ou le mesurer[12] – quand elle se hausse et se dépasse, que ce soit par le savoir, par la raison, par l’intuition, par le talent, par la foi, par l’émotion, par la découverte ou la révélation si vous voulez. On la vit de mille manières, par des évènements révélateurs et des rituels sociaux ou religieux, des cérémonies ou spectacles ou par la méditation, par l’extase, par la musique[13]... On la vit aussi par la vocation et par l’œuvre ; qui va nier qu’il y a une spiritualité du travail, de l’ouvrier et de l’œuvre, de la chose bien faite, inspirée, qui rejette la médiocrité au service de ce qui est plus haut ?

Dire qu’il y a une seule manière de s’élever spirituellement, la seule spiritualité vraie et exclusive, devient souvent un aveuglement totalitaire ou un mensonge.

Inévitablement, par la pluralité de modes de vie, d’intelligences et de domaines, il y a plus qu’une spiritualité : l’Humanité a ses intelligences et ses mentalités dissemblables, qui ressentent et comprennent, qui savent et croient avec des différences irréductibles. Ces Weltanschauungs, agissent pour concevoir et pour changer le monde à leur image. La spiritualité des Hommes ici sur Terre[14], on l’a observée en une multitude de formes, contemplatives ou actives, des progressions du savoir et de l’imaginaire qui ont évolué du temps des cavernes à nos jours[15]… L’Histoire, la Civilisation, la Terre transformée par l’Anthropocène, la condition humaine, en résultent, toutes œuvres de notre esprit.

Comparer et mettre en hiérarchie les voies de spiritualité n’est pas raisonnable, car elles sont plurielles et ceci veut dire incommensurables. Parfois incompatibles. On peut rêver les réduire l’une à l’autre en imposant un seul critère de vérité, de réalité ou de mérite. Elles correspondent à des domaines de vie différents. Elles suivent des intérêts différents. Quelle absurdité de se faire arbitre unique dans ce jardin d’échelles vers le plus haut, autant de voies d’élévation !

Non seulement il y a plusieurs voies[16], mais souvent, en la même personne, on en observe plus d’une à l’œuvre ; rien n’empêche le grand savant d’être grand croyant ou mystique, le poète d’être religieux ou athée, le danseur d’élever le corps à l’idée et au sacré. Rien n’empêche le prêtre d’être dédié à la Méthode Scientifique – savant qui consacre sa passion à la science ou à l’art. Rien n’empêche l’athée d’être grand érudit, même scrupuleux théologien, qui réfléchit et agit de bonne foi au service de la spiritualité. La largesse d’esprit permet la coexistence dans la pluralité.

Pourtant, respecter cette altérité requiert tout d’abord s’ouvrir l’esprit, concevoir qu’il y a inévitablement des choix de la vie de l’esprit. Ce sont des portes et des voies ouvertes à la liberté autant de conscience que de croyance et à la dignité de l’homme, au respect de soi mais aussi d’autrui. On y a tous droit, le progrès spirituel de la Civilisation les a inscrits dans les Droits de l’Homme, de pair avec la recherche du bonheur.

Il y a la spiritualité du visionnaire, du poète, de l’écrivain, qu’on ne peut pas distiller à une seule quintessence ; Homère, Lucrèce, Ovide, Victor Hugo, Byron, Shelley, Shakespeare, Schiller… enfin un Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Apollinaire, portent chacun leur spiritualité complexe. Des chefs-d’œuvre - je pense à des auteurs du calibre de Rabelais, Goethe, Tolstoï, Thomas Mann, Hermann Hesse… ou George Orwell - suscitent des vues du monde qui éduquent l’humanité [17], qu’elles soient religieuses ou non. On ne va pas leur nier la spiritualité quand ils pensent autrement.

Que dire de la voie du guerrier, du Hagakure des samouraïs, des Arts de la Guerre de Sun Zi sur leur arrière-fond de Tao-te Ching, du tout faire par le vide et le non-faire?
Des génies de la guerre dont on ne se souvient pas car ils étaient parfaits, ou d’autres, sanguinaires, comme Alexandre le Grand, Gengis Khan, Bélisaire ou Napoléon… n’ont-ils pas vécu selon une spiritualité machiavélienne du conflit, de la conquête et de la victoire, une mentalité de la domination qu’on ne peut pas nier ou négliger ? Les Marines, la Légion Etrangère ont leur esprit de corps, bien authentique. Dans leur training on se croirait en rituel d’initiation. Une spiritualité du devoir, du courage, de la camaraderie, de la loyauté jusqu’à la mort.
Il y a dans le yin et yang de l’univers conçu un pôle contemplatif – la méditation ou l’extase mystique, l’enthousiasme ou la sérénité, le faire par le non-faire... Il prend distance ou se confond avec l’Univers et ainsi il se lève au regard d’en haut, du dedans, en dedans. Avec ou sans dieux. Pour vivre après la mort ou pour se dissoudre dans le Tout.

Les arts, partis en timides ébauches de manifestation spirituelle, puis servants des religions et des potentats, se sont métamorphosés au cours de l’histoire en porteurs de spiritualité à part entière : Leurs formes et images, le jeu des symboles et des couleurs, leurs mouvements, leurs sons harmoniques, leurs rythmes, moulent les émotions et le vécu des peuples. Chaque art apporte sa langue et sa sensibilité propre pour enrichir le monde avec des œuvres uniques. Les arts suffissent à combler de beauté les vies de certains créateurs et nourrir l’héritage des civilisations et la spiritualité de ceux qui s’y nourrissent.

L’architecte et le maçon, le peintre génial, qui érigent et décorent les cathédrales et les cultures, le danseur, la ballerine, qui expriment en mouvement, le dramaturge et son acteur qui donnent vie à la scène et éduquent des nations, la musique qui adoucit les mœurs, divine – on peut dire – par elle-même, la voix qui chante et qui envoûte, tous vivent et éveillent des spiritualités authentiques et intenses… de la chose bien faite, la chose belle, à la chose qui change le monde.

Le matérialisme pur et dur, même défini contre toute spiritualité, est à mon avis une forme d’anti-spiritualité[18], contrepartie rebelle de la spiritualité religieuse. Avec ses ascèses, idéaux, valeurs et vocations, tous ces libérateurs, Démocrite, Épicure, La Mettrie, Diderot, Holbach, Voltaire, … jusqu’à Karl Marx, manquent-ils de vie spirituelle ? Ne proposent-ils pas leur foi alternative, leur culte du Progrès, de l’économie ou du politique qui a changé le monde ? Une spiritualité sans religion

Et les idéologues – idéalistes abstraits ou haineux – ces corrupteurs qui manipulent l’imaginaire des foules, n’ont-ils leur ersatz de spiritualité noire ou rouge, antihumaine, totalitaire et utopique ? L’esprit du communisme n’a-t-il pas assez hanté l’Europe pour le prouver ? Le fascisme n’a-t-il pas failli nous engloutir ? Pour ne pas finir en chair à canon des nouvelles ou revenantes idéologies qui, au lieu de s’élever, s’engouffrent dans la matière – post -humanisme, technoscience, écologisme radical – il est urgent de révéler et déconstruire l’inhumanité de leur mentalité profonde plutôt que de s’éblouir de leur surface enthousiaste.

Les Frères ennemis

Bien entendu, la grande alternative à la spiritualité que les religions, qui osent croire, revendiquent comme leur héritage exclusif, légué par Dieu, est devenue la Science à laquelle les églises dénient toute spiritualité en la reléguant au niveau de la vulgaire matière. Ceci au point de revendiquer marque déposée exclusive sur les mots « esprit », « spiritualité » ou « vie spirituelle »[19]. Les pontes de la science le leur rendent bien, en niant l’existence de la divinité et, du même pas, de l’esprit.


La Science est pourtant une grande voie de vérité, parmi les voies de la spiritualité. Celle qui ose savoir au lieu de croire. Celle qui remplace le Chaos avec un Cosmos[20]. Voir Galilée, Isaac Newton, Max Planck, Darwin, Niels Bohr, Einstein, Werner Heisenberg, les Curie, Stephen Hawking… La spiritualité de la Science est l’enchantement de la découverte et l’idéal de la théorie. Les systèmes sont ses œuvres d’esprit.[21]

Dans l’Histoire, la religion et la science sont, à mon avis, deux cultures puissantes qui comprennent et façonnent la réalité différemment. Les deux sont sans limite, parties pour tout couvrir, sans bornes. Deux frères ennemis, des Caïn et Abel engendrés par les successions historiques de la spiritualité humaine. Je dirais que la Science est la face de la spiritualité qui se veut objective, opposée à d’autres, morales ou idéales, comme la Religion. La science, spiritualité de la curiosité et du rationnel, extrait et distille du monde une théorie de la réalité[22] ; les prémisses de cette théorie transcendent en spiritualité invérifiable, le savant surpasse l’explication de causes, en se demandant ce que sa découverte signifie pour l’humain ; ainsi, les données et l’information deviennent sagesse qui fait comprendre et maîtriser ce qu’on découvre ou invente en faveur de l’humanité au lieu de subir un « progrès » idolâtré. Science et foi sont des choix justifiables en leurs propres termes en leurs propres domaines. Ce siècle est mûr peut-être pour surpasser la négation réciproque vers une vision plus spacieuse, de complémentarité plurielle.

L’univers, « objectif » comme il l’est, vaut pour nous à travers ce qu’il représente pour nous, par ce que nous comprenons pour en faire usage ou nous en protéger. Notre Univers est humain. Il devient spirituel par nos symboles et notre foi, le respect et l’interdit du sacré, par l’amour, par la beauté ou la laideur, le bien et le mal, la justice et l’injustice, plus que par la falsifiabilité ou la vérité scientifique et encore moins par la réussite des technologies et des empires du profit.

L’esprit scientifique, c’est de trouver insupportable de ne pas savoir et quantifier ; devenu dogme, il brûle de simplifier l’inconnu, en le réduisant à quelque chose de cohérent avec ce qu’on sait, au moins de mesurable, connaissable et explicable. Prévisible aussi. Le reste ne compte pas, n’existe pas, pour de vrai... Sur ma voie personnelle, une des maturités a été de respecter le droit à l’erreur et à la différence irréductible des convictions, d’apprendre au contraire à vivre sereinement, confiant du peu que je sais et comprends, comme avec une petite bougie allumée, au milieu de l’univers, que je crois inépuisable d’inconnu.

L’athéisme lui-même, matérialisme devenu mouvement de pensée et de révolte, se définit – curieusement à mon sens – par négation de toute divinité … mais afin de sacrer l’homme, la Raison et la liberté de penser. Il propose sa conviction émancipatrice comme une alternative somme toute spirituelle... Voir d’Auguste Comte à Richard Dawkins, Christopher Hitchens, et d’autres passionnés… C’est toujours la métaphore mythique de Prométhée.

Au sommet de la vie de l’Esprit, les grands philosophes de l’Antiquité, comme les saints, proposaient des spiritualités et surtout les vivaient[23]. Les philosophes sont souvent des sages. Personne ne va leur nier la vie spirituelle des penseurs, leur « amour pour la sagesse » leur vie contemplative, indépendamment de ce qu’ils professent. On ne va pas nier que Platon ou son Socrate proposent une spiritualité, Aristote aussi. Mais qui va soutenir que Nietzsche n’a pas vécu une grande vie spirituelle ? Les philosophies sont autant de propositions d’idéal, qui apportent sens et civilisation au Monde, qui cherchent à discerner l’ordre dans le chaos…

 Les croyances, théories, idéologies, convictions, dogmes, utopies, même les terribles dystopies, sont autant d’idéaux de perfection. Toutes ces voies visionnaires, nobles, parfois en collision avec le bien-être de l’Humanité, visent à créer « L’homme nouveau ». Il arrive qu’on croie grimper sur une échelle de Jacob quand ce n’est qu’une tour de Babel. En fait, notre spiritualité est peuplée d’une pluralité d’histoires merveilleuses, mythes, récits fondateurs, légendes, croyances, traditions, cultes, rituels initiatiques et d’élévation sacrés ou civils, savoirs plus ou moins certains, dogmes plus ou moins figées, logiques plus ou moins prouvées, enfin, une longue liste de ce qui compose notre culture toujours changeante. Sans ce monde mental de métaphores, on vivrait comme des fourmis.

Elles sont nombreuses, ses échelles qui montent. Je conclus que les spiritualités humaines sont cent nobles fleurs qui fleurissent, un kaléidoscope de voies vers le plus haut, presque indépendantes de comment on conçoit ce plus haut ; Ciel, divinité, Etoile du Nord, morale, la Vérité, l’extase, l’ataraxie… ou plus largement, la sagesse et le bien-être de l’Humanité. A ce point de ma recherche spirituelle, je crois – sans grande originalité – que le voyage vaut plus que la destination.

Mille chemins forment la quête spirituelle émancipatrice accessible à chacun d’entre nous, plutôt qu’une vérité reçue toute faite pour nous caser, aussi parfaite qu’elle soit. « Nous sommes de l'étoffe dont sont faits les rêves… »

Oui. Le compas est largement ouvert.

Ioan Tenner Véme Ordre Grade 9
Grand Orateur du Suprême Conseil du Rite Moderne pour la Suisse


[1] Une investigation de ce qu’est la vie spirituelle doit commencer par une idée de ce qu’est l’esprit, car c’est dans ce creuset qu’elle émerge et évolue, même si tout ce qui est activité de l’esprit n’est pas nécessairement sensibilité spirituelle. Ce que j’appelle ici spiritualité est la phénoménologie, les manières, la dont la sensibilité du vivant vit le monde.
[2] Les Hommes, étant doués d’esprit, jugent avec intention et valeurs, forment de nouvelles idées et artefacts, choisissent, commencent de nouveaux cours d’action. Pour cette « nouveauté » qu'on ne peut pas contrôler, voir Arendt, Hannah, The Human Condition, Univ. of Chicago (Chicago, 1958,1998) et Arendt, Hannah, Life of the Mind (Harcourt, 1981) passim
[3] Platon, Cratyle : donneur de noms ou onomaturge, créateur des mots – ces choses qui qui désignent l'essence des autres choses
[4] Voir Thomas Nagel, « Quel effet cela fait-il d'être une chauve-souris ? » In Vues de l'Esprit, Hofstadter, D., & Dennet D, (Eds) 1981, 1987
[5] Goethe, Faust, Der Tragödie erster Teil, 1808. Studierzimmer, Mephistopheles zum Schüler. Je me suis essayé à une traduction en Anglais : “To reveal and describe what life is about/They need first from body the spirit to rout/Then, handy and orderly, study goes on/Except that, the tie, which was spirit, is gone” http://wisdom.tenner.org/the-state-of-the-art---an-impression.html ou, dans mon Français approximatif : “Qui veut décrire et définir le Vivant/doit se défaire de l'Âme avant,/puis, bien en main sont les parties,/ hélas, il manque le Lien - l'esprit.”
[6] Concept introduit par Vladimir Vernadsky, et mis en valeur par Pierre Teilhard de Chardin en 1922, imaginé comme une couche de pensée et de conscience, une « nappe pensante », véritable tissu de la société humaine, qui envelopperait la surface de la Terre. Dans cet écosystème métaphorique, des idées et des humeurs – qu’elles soient familières, de travail ou de proie, coexistent en compétition et se nourrissent les unes des autres. Quand leur temps est venu, elles se réunissent formant des mentalités, l’esprit du temps (Weltanschauung), des mouvements qui stabilisent ou chambardent le monde humain. Tout ceci n’est pas réductible à la pensée seule.
[7] J’adopte la vision de Karl Popper, Three Worlds THE TANNER LECTURE ON HUMAN VALUES, The University of Michigan April 7, 1978 pp 143-145 : 1er monde – Le monde physique subdivisé en monde non-vivant et monde vivant; 2e monde – le monde mental ou psychologique, subdivisé en expériences conscientes, rêves et sous-conscientes – dont la réalité est niée par certains mais admise par le sens commun; 3e monde – celui des produits de l'esprit (mind) humain: langues, histoires, mythes religieux, conjectures ou théories scientifiques, constructions mathématiques , chants, symphonies, peintures, sculptures... aéroports etc.
[8] Comme dit Romain Rolland, « L’esprit ne sait pas toujours choisir. » (Préfacé à Stefan Zweig, Nouvelles d’une mauvaise passion, Paris, Stock, Delamain et Boutelleau, 1927)
[9] La Tempête (1611) de William Shakespeare
[10] On s’éveille à cette vie en voyant plus grand, par petits pas. Ou par l’intuition, la découverte et la révélation soudaine. On s’y initie en dépassant l’utilitarisme quotidien, pour chercher un sens à ce qu’on fait et à la mort, au plus haut que nous, au pourquoi de l’Univers…
[11] Si je continue ainsi je vais arriver à me demander avec Kant « Que puis-je savoir ? Que dois-je faire ? Que m’est-il permis d’espérer ? » J’aurais « le ciel étoilé au-dessus de moi et la loi morale en moi ». Voici la spiritualité qui se lève!
[12] On peut parler d’avoir une vie spirituelle quand l’esprit fleurit au point d’enrichir le vécu de celui qui a un nom, des ancêtres et des descendants, qui dit « je sais, je ne sais pas, je crois, je doute, je pense, je choisis, j’agis, j’aime ».
[13] Il y a spiritualité là où, dans notre conscience, ont cours des sentiments et des valeurs, des vertus et des vices, des doutes et des croyances, devoirs et libertés, visions et intentions. A l’opposé, les machines n’ont pas de spiritualité, seule la vie en est capable. C’est seulement la vie qui est capable d’intention, d’espoir, de souhait et demande, d’idéal, de pardon et de promesse.
[14] Il me semble raisonnable de commencer considérant que vie spirituelle est ce que semblent faire et dire les gens réputés être des personnalités de grande spiritualité et d’affiner successivement cette observation. Le réveil (Erklärung, Enlightenment) spirituel de l’époque axiale décrite par Karl Jaspers me semble donner l’exemple de ces créateurs de religions, de philosophies, de sciences, économies, technologies et d’empires (Vom Ursprung und Ziel der Geschichte. München & Zürich 1949 (Darstellung der Achsenzeit)).
[15] Premières célébrations de la nature, sacrifices, respect des morts, l’animisme, les mythologies, symboles, magie, outils, rituels, préceptes, enseignements, traditions religieuses, folklores, savoirs ésotériques, œuvres et chefs-d’œuvre, conquêtes fondatrices, sphères morales partagées, théories, philosophies, utopies, dogmes, idéologies, Zeitgeist… L’Histoire en entier, la Terre transformée par nos architectures, la condition humaine, en résultent.
[16] Même les divinités sacrées des grandes religions sont plurielles; est-il raisonnable d’imposer à autrui un des trois monothéismes abrahamiques, en déclarant fausses toutes les autres, hindoues, bouddhistes, confucéennes, shintoïstes et j’en passe… ? Est-ce qu’un Gandhi manque de spiritualité ?
[17] Bien entendu, les handicapés de spiritualité vont assener leur suffisance : “What’s the use of stories that aren’t even true?” A quoi servent ces histoires qui ne sont même pas vraies ? (Salman Rushdie, Haroun and the Sea of Stories, Penguin, London 1990)
[18] Nier l’esprit avec intelligence n’est pas la spiritualité… à l’envers ? Par contre la nier ou la négliger, incapable de saisir son sujet est manque de spiritualité.
[19] Pour preuve, le prestigieux Oxford English Dictionary affirme encore en son édition de 2013 que « spirituality veut dire tout d’abord 1 : « le clergé » 2 : « propriété ou revenu ecclésiastique…de caractère purement spirituel » 3 : « The quality or condition of being spiritual; regard for spiritual as opp. to material things; spec. the study and practice of prayer... leading to union with God…une remarque pieuse… » 4 : « le fait ou condition d’être non-physique » ! Chambers Thesaurus 2012, plus généreux, accepte la diversité de la situation de fait : « dedication, commitment, consecration, ardour, loyalty, faithfulness, allegiance, adherence, trueness, staunchness, constancy, solidarity, unselfishness, self-sacrifice, zeal, support, love, passion, fervour, fondness, attachment, admiration, warmness, closeness, adoration, affection, reverence, steadfastness, regard, earnestness, formal fidelity, 2 devoutness, piety, godliness, faith, holiness, spirituality, sanctity, religiousness 3 prayer, worship, observance Holiness, sacredness, sanctity, spirituality, divinity, piety, devoutness, godliness, consecration, dedication, saintliness, blessedness, religiousness, goodness, virtuousness, righteousness, purity, morality, virtue, perfection, sinlessness, chastity, self-denial, self-sacrifice, asceticism, uprightness, old halidom, sanctimony (Antonym: mysticism) deism, theism, spiritism, supernaturalism, transcendentalism, esotericism, occultism, mystery, mysteriousness, incomprehensibility, inexplicability arcaneness piety piousness, devoutness, godliness, saintliness, holiness, sanctity, religiousness, religion, faith, devotion, reverence, respect, fear of God, deference (Antonyms: impiety, irreligion) …
[20] Popper, Karl, Unended Quest, An Intellectual Autobiography, Routledge (2002)p. 18
[21] Digne de ce nom, le scientifique n’est pas – comme certains – un mécréant, mercenaire du gain, du pouvoir ou de la technologie, mais un moine chercheur ou grand pontife qui a reçu le sacrement de la Méthode. Son ministère est une œuvre de vie vouée à la Vérité et au service de l’Humanité. Récemment la science s’est donnée à la grande finance et fait aussi la vaisselle pour la jeune déesse déchainée, la Technologie. Ensemble ils ont enfanté la Technoscience qui mue sous nos yeux en nouvelle et ultime « spiritualité » du post-humain). On ne va pas nier que leur post-humanisme est une proposition de religion sui generis…
[22] Pour la science du XXe siècle, la Rationalité est la forme suprême de la spiritualité humaine. La théorie scientifique, l’image scientifique du monde, sont régies par des croyances incontestées et irréductibles, par des valeurs propres à la science : la Vérité comme valeur ultime, la Rationalité, la causalité, le Progrès, le Monisme, la réduction au plus simple, l’émergence, le saut qualitatif, la réplicabilité, la falsifiabilité, les lois, la quantité, la mesure et la quantification avant tout…
[23] Pierre Hadot-Exercices spirituels et philosophie antique, Études augustiniennes, Paris(1987) passim.


27 febrero 2024

Los Claros Landmarks en Masonería

Como recoordatorio al tema de los Landmarks, tratamos de nuevo este extracto - resumen de un trabajo sobre derecho masónico elaborado por el Hermano colombiano Rodolfo Mantilla Jácome, Gr:. Or:. Fisc:.de la Gr:. Log:. de los Andes y Director de la revista Solidaridad, que puede encontrarse en la red. Es por su brillantez que lo exponemos en este espacio a modo de análisis y reflexión.

“Introducción previa”
1. Los Landmarks o Antiguos Límites, son los Principios Generales de Derecho Masónico, normas de derecho no escrito, que cumplen una importantísima tarea fundamentadora, interpretativa, integradora y limitadora. Constituyen reglas rectoras, punto de partida y de referencia, cuya observancia permite garantizar la conservación de la esencia masónica siempre y en todos los lugares. Nos estamos refiriendo entonces a aquellas ideas básicas sobre las que se funda la Institución Masónica, que surgen lógica y racionalmente de lo que ha sido, es y será la Orden en su propia naturaleza.
Tienen como características el ser fundamentales, preexistentes, subordinantes, universales e inmutables. Están allí, y allí permanecen sin necesidad de ser enumerados, ni contenidos en un código.

Se trata entonces de entender que al hablar de estos Landmarks, Antiguos Límites o Principios Generales de Derecho Masónico, nos estarnos refiriendo es, a esas categorías intelectuales, éticas, institucionales que nos recuerdan con certeza lo que es y lo que no es la Masonería, sin que pueda haber alguien tan osado y tan pretencioso de codificarlas, afirmando que son esos y nada mas que esos, dándole además dogmáticamente un carácter inmodificable a su enumeración.

2. Los Antiguos Usos y Costumbres, también son normas de derecho no escritas, que sin tener las características de los Landmarks, cumplen una tarea supletoria en el derecho masónico, ante los vacíos de la ley positiva. No pueden oponerse a la ley escrita. Pueden ser eliminados, sin que se afecte la esencia de la Orden. Los Antiguos Usos y Costumbres, que no tienen la connotación de principios generales, sino que deben ser estudiados como practicas reiteradas, que por lo mismo se han convertido en costumbres aceptadas, de carácter supletorio ante la ley masónica y sometidas a un régimen diferente, entre otras razones porque estas no tienen el carácter de esencialidad, e inalterabilidad o inmutabilidad.

La exigencia de la creencia en el G.A.D.U., y la exclusión de la mujer no son reglas esenciales o fundamentales para la Orden Masónica. Resaltemos que en su enunciación, la Gran Logia Unida de Inglaterra las señala en lugar diferente a los Antiguos Limites.
Los tradicionalmente presentados como Landmarks, como la lista de Mackey y otras similares, suelen ser antiguos Usos o Costumbres, pero no Landmarks o Principios Generales de Derecho Masónico, pues no reúnen las características ya anotadas para estos. En ese sentido, la creencia en el G.A.D.U. y la regla de la exclusión de las mujeres, son Antiguos Usos pero no Landmarks. Pueden ser eliminados, sin que se afecte la esencia de la Orden. De hecho, las Logias europeas que ya retiraron estas prohibiciones siguen siendo esencialmente masónicas, siendo el problema, más de relaciones internacionales en lo que respecta al reconocimiento masónico, pero eso es otra cosa sobre la cual tendremos que referirnos en otra oportunidad.

“Claros Landmarks”

La Masonería es una Institución cerrada
El Simbolismo de la Masonería
La Logia, como lugar físico y espiritual de los Masones
La Masonería es defensora de los derechos humanos
Los Masones son seres humanos de buenas costumbres
La Masonería le opone al dogmatismo, el libre examen, el libre pensamiento y la razón
La Masonería es ajena como institución a la práctica religiosa
La masonería es ajena como institución a la práctica política
La masonería es una institución democrática


Joaquim Villalta, Vª Orden, Gr.·. 9, 33º
M.·. I.·.
Director de la Academia Internacional de la Vª Orden - UMURM
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Soberano Supremo Consejo del Grado 33 para el Escocismo de la República del Ecuador
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
Miembro del Suprême Conseil du 33e Degré pour la France du Rite Ancien et Accepté (Cerneau's Rite)
Pasado Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
Gran Comendador del Soberano Gran Consejo de los Príncipes del Real Secreto de España, Rito de Perfección.
Masonólogo