Puede resultar sorprendente plantear este tema en la actualidad, por su aparente evidencia argumental. Aún así, he estimado oportuno hacerlo como trabajo sintético de estudio y conocimiento histórico individual, intentando a la vez que pueda resultar de interés para el resto de Hnas.·., HH.·. o lectores en general.
Nuestro mundo ha experimentado grandes progresos, aunque muchos de ellos se han materializado de manera desigual en diferentes aspectos. Uno de los grandes adelantos sociales y de valores lo representa la teórica conquista por parte de la mujer de la igualdad de derechos cívicos y de oportunidades con los hombres, con todavía numerosas y desgraciadas excepciones por ahora. No siempre fue así. La mujer era tanto o más importante que el hombre en los cultos y creencias antiguos. Esta importancia también adquirió significado en la vida social y comunitaria, hasta llegar a las diversas formas de matriarcado.
En tiempos prehistóricos, la mujer tenía una activa participación en los cultos agrarios de fertilidad. Recordemos el culto a las “Diosas Madres” ya vigente en la etapa “auriñacense” del paleolítico superior (30.000 AC). En la Antigüedad, de Mesopotamia y Egipto, el culto a la diosa Naturaleza pasó a la Europa mediterránea. Durante miles de años la religión del área mediterránea y Europa, desde Anatolia hasta el Próximo Oriente, expresó el culto a la Diosa, metáfora de la naturaleza, y sus ciclos representaron la vida, la muerte y la regeneración. La civilización matriarcal de la Vieja Europa llegó a su máximo esplendor durante el 5º milenio AC. Respecto a los ritos de Iniciación y las formas de sacerdocio, desde los más elementales hasta los culturalmente mejor elaborados, la mujer ocupaba un lugar de preferencia. En el Antiguo Egipto, las mujeres participaban activamente en los Misterios de Isis y Osiris, del mismo modo que en Grecia en los Misterios de Eleusis instituidos por la diosa Deméter. Las invasiones por razones probablemente económicas de los indoeuropeos, no obstante, impusieron una estructura social patriarcal, y un panteón con dioses predominantemente masculinos. Los nuevos soberanos déspotas buscaron el apoyo de Sacerdotes y poetas para dar fundamento religioso a su ideología política que les ayudara a gobernar con normas morales y legitimara sus acciones agresivas y su poder absoluto. Fue así como se efectuó la reforma religiosa, creando y divulgando mitos, usados con la expresa función de propagar la ideología patriarcal. Los nuevos mitos aportaban claves útiles para la existencia, servían para imponer, amparar y mantener una situación de superioridad masculina, modelaban conductas diferenciadas de cada sexo y servían para subordinar, someter y disciplinar a las mujeres, a la vez que para justificar el orden impuesto y asignarle una base moral. Esta justificación religiosa permitía la guerra, como cumplimiento de indicaciones Divinas y, amparándose en la misión grandiosa de extender su religión, pretendía convertir al resto del universo. Antes de aquellas invasiones indoeuropeas, los pueblos del continente no utilizaban armas, vivían en ciudades abiertas y se dedicaban esencialmente a la agricultura, la artesanía y el comercio. Podemos de este modo diferenciar estas anteriores “sociedades solidarias” respecto a las “sociedades de dominación” que se impusieron finalmente. Las invasiones indoeuropeas consolidaron la sumisión de la mujer plasmadas ciertamente en las religiones de Libro Sagrado: el judaísmo, el islam y el cristianismo.
Este conjunto de factores: comportamientos innatos y adquiridos, normas de derecho, usos y costumbres tradicionales y preceptos religiosos erróneos, mantuvieron a la mujer en un grado d’inferioridad en relación a l’hombre . Muchos de quienes se oponen a la admisión de la mujer en Francmasonería, esgrimen como únicos argumentos, unas veces el de la "Tradición", otras las Constituciones de 1.723, y algunos van mucho más allá recurriendo a teorías antropológicas de nula base científica y de fascistas reminiscencias que ahora me ahorraré comentar. Estas posturas intentan impedir que más del 50% de la Humanidad beba de las mismas fuentes del Conocimiento que los hombres "libres" y nacidos de mujer. Las Constituciones de Anderson (1.723)., salidas de l’imprenta de Willian Hunter, Londres, el año Masónico de 5.723 (1.723 E.··.V.··.), representan unos de los puntos discordantes. Es en su Sección Segunda (Obligaciones de un Francmasón, apartado III), dónde está el origen de lo que todavía hoy continúa sembrando la polémica: "Los candidatos admitidos como miembros de la Logia, deben ser buenos y leales, nacidos libres, de edad madura y discreta, no esclavos, ni mujeres, no inmorales o escandalosos, sino de excelente reputación".Resulta a todas luces incomprensible que una Fraternidad que ha luchado contra toda clase de "dogmas", acabe por "crear" y "mantener” uno, para justificar la no participación de la mujer. Esta postura "dogmática" se fundamenta en un párrafo d’un documento producto de la mentalidad de aquellos años y elaborado por hombres de iglesia (no olvidamos la calidad de pastores protestantes de Anderson y Désaguliers), puritanos y con un concepto sobre la inteligencia y aptitudes de la mujer de su época totalmente diferente al nuestro. Anderson excluye a las mujeres, no por una cuestión iniciática o relacionada con la Tradición, sino por un hecho histórico constatable en aquella época: las mujeres vivían y morían bajo la tutela masculina y prácticamente nadie las consideraba libres. Refiriéndonos nuevamente a esta lectura dogmática, resulta curioso, que en el Artículo XXXIX (último de ellos) de los Reglamentos Generales, recopilados por George Payne (Segundo Gran Maestre de la Logia de Londres) el año 1.720 (tres años antes de las Constituciones de Anderson), se diga: "Cada sesión anual de la Gran Logia, tiene poder inherente y autoridad para hacer nuevas reglamentaciones o alterarlas, para el beneficio real de esta antigua Fraternidad.."
Franz
E.•.G.• Franz
ResponderEliminarHe llegit amb deteniment el teu treball, crec en la meva modesta opinio que estat carregat de dret, que amb llibertat i cercant la igualtat expresses la teva opinió.
El nostre mon ha experimentat molts progressos, tot i que molts s’han produït de forma desigual. Un dels progressos més significatius estat la igualtat de drets i oportunitats de la dona respecte l’home, tot i que nombroses excepcions son latents.
Hi ha opinions respecte l’admissió de la dona a la maçoneria, algunes per la tradició, altres les constitucions de 1723, i d’altres ja ratllen el fascisme.
Les constitucions d’Anderson sortida de la impremta de Willian Hunter, representa un dels punts discordants. A la Secció Segona (Obligaciones de un Francmasón, apartado III), està l’origen del que avui continua generant polèmica:
Resulta incomprensible que una fraternitat que ha lluitat contra tota classe de "dogmes", acabi por "crear" i "mantenir" per jjustificar la no participació de la dona.
Aquesta postura "dogmàtica" es fonamenta en un paràgraf d’un document producte de la mentalitat i dels usos i costums d’aquells temps, el.laborat per homes possiblement d'origen religiós (no oblidem la qualitat de pastors protestants de Anderson y Désaguliers), puritans i amb un concepte sobre la intel•ligència i aptituds de la dona totalment diferents a l’actual, però si cal dir que ajustada als usos i costums de les hores.
Anderson exclou a les dones, no per a una qüestió iniciàtica o relacionada amb la "tradició", sinó por un fet històric constatable en aquella època: pràcticament ningú les considerava des de la perspectiva jurídica, persones lliures.
La lectura dogmàtica, resulta curiósa, a l’article XXXIX (últim) dels Reglaments Generals, recopilats por George Payne (Segon Gran Maestre de la Lògia de Londres) a l’any 1.720 (tres anys anteriors a la Constitucions de Anderson), i es digui:
"Cada sessió anual de la Gran Lògia, te poder inherent i autoritat per a fer noves reglamentacions o alterar-les, pel benefici real d’aquesta antiga Fraternitat".
Podem afirmar que l’aparició de la Maçoneria moderna o especulativa el 1717, amb la organització de la Gran Lògia de Londres va suposar una desviació de la tradició maçònica anterior. Anys més tard aquest fet va generar la revolta dels maçons operatius liderats pel germà Laurence Dermott, qui va constituir la Gran Lògia de los "Antiguos" segons les antigues institucions.
Es innegable que la font de la "tradició" maçònica radica en la Maçoneria operativa anterior a 1717, d’on es dedueix que la Gran Logia de Londres era cismàtica e irregular "ab initio". Conseqüentment, parlar de conceptes de regularitat i legitimitat resulta complexa i delicat, però legitim.
Rep una T.•.A.•F.•.
G.•.Sòcrates