24 diciembre 2006

Mujer y Masonería: La lucha por la absoluta "Igualdad" (1)

Puede resultar sorprendente plantear este tema en la actualidad, por su aparente evidencia argumental. Aún así, he estimado oportuno hacerlo como trabajo sintético de estudio y conocimiento histórico individual, intentando a la vez que pueda resultar de interés para el resto de Hnas.·., HH.·. o lectores en general.
Nuestro mundo ha experimentado grandes progresos, aunque muchos de ellos se han materializado de manera desigual en diferentes aspectos. Uno de los grandes adelantos sociales y de valores lo representa la teórica conquista por parte de la mujer de la igualdad de derechos cívicos y de oportunidades con los hombres, con todavía numerosas y desgraciadas excepciones por ahora. No siempre fue así. La mujer era tanto o más importante que el hombre en los cultos y creencias antiguos. Esta importancia también adquirió significado en la vida social y comunitaria, hasta llegar a las diversas formas de matriarcado.
En tiempos prehistóricos, la mujer tenía una activa participación en los cultos agrarios de fertilidad. Recordemos el culto a las “Diosas Madres” ya vigente en la etapa “auriñacense” del paleolítico superior (30.000 AC). En la Antigüedad, de Mesopotamia y Egipto, el culto a la diosa Naturaleza pasó a la Europa mediterránea. Durante miles de años la religión del área mediterránea y Europa, desde Anatolia hasta el Próximo Oriente, expresó el culto a la Diosa, metáfora de la naturaleza, y sus ciclos representaron la vida, la muerte y la regeneración. La civilización matriarcal de la Vieja Europa llegó a su máximo esplendor durante el 5º milenio AC. Respecto a los ritos de Iniciación y las formas de sacerdocio, desde los más elementales hasta los culturalmente mejor elaborados, la mujer ocupaba un lugar de preferencia. En el Antiguo Egipto, las mujeres participaban activamente en los Misterios de Isis y Osiris, del mismo modo que en Grecia en los Misterios de Eleusis instituidos por la diosa Deméter. Las invasiones por razones probablemente económicas de los indoeuropeos, no obstante, impusieron una estructura social patriarcal, y un panteón con dioses predominantemente masculinos. Los nuevos soberanos déspotas buscaron el apoyo de Sacerdotes y poetas para dar fundamento religioso a su ideología política que les ayudara a gobernar con normas morales y legitimara sus acciones agresivas y su poder absoluto. Fue así como se efectuó la reforma religiosa, creando y divulgando mitos, usados con la expresa función de propagar la ideología patriarcal. Los nuevos mitos aportaban claves útiles para la existencia, servían para imponer, amparar y mantener una situación de superioridad masculina, modelaban conductas diferenciadas de cada sexo y servían para subordinar, someter y disciplinar a las mujeres, a la vez que para justificar el orden impuesto y asignarle una base moral. Esta justificación religiosa permitía la guerra, como cumplimiento de indicaciones Divinas y, amparándose en la misión grandiosa de extender su religión, pretendía convertir al resto del universo. Antes de aquellas invasiones indoeuropeas, los pueblos del continente no utilizaban armas, vivían en ciudades abiertas y se dedicaban esencialmente a la agricultura, la artesanía y el comercio. Podemos de este modo diferenciar estas anteriores “sociedades solidarias” respecto a las “sociedades de dominación” que se impusieron finalmente. Las invasiones indoeuropeas consolidaron la sumisión de la mujer plasmadas ciertamente en las religiones de Libro Sagrado: el judaísmo, el islam y el cristianismo.
Este conjunto de factores: comportamientos innatos y adquiridos, normas de derecho, usos y costumbres tradicionales y preceptos religiosos erróneos, mantuvieron a la mujer en un grado d’inferioridad en relación a l’hombre . Muchos de quienes se oponen a la admisión de la mujer en Francmasonería, esgrimen como únicos argumentos, unas veces el de la "Tradición", otras las Constituciones de 1.723, y algunos van mucho más allá recurriendo a teorías antropológicas de nula base científica y de fascistas reminiscencias que ahora me ahorraré comentar. Estas posturas intentan impedir que más del 50% de la Humanidad beba de las mismas fuentes del Conocimiento que los hombres "libres" y nacidos de mujer. Las Constituciones de Anderson (1.723)., salidas de l’imprenta de Willian Hunter, Londres, el año Masónico de 5.723 (1.723 E.··.V.··.), representan unos de los puntos discordantes. Es en su Sección Segunda (Obligaciones de un Francmasón, apartado III), dónde está el origen de lo que todavía hoy continúa sembrando la polémica: "Los candidatos admitidos como miembros de la Logia, deben ser buenos y leales, nacidos libres, de edad madura y discreta, no esclavos, ni mujeres, no inmorales o escandalosos, sino de excelente reputación".Resulta a todas luces incomprensible que una Fraternidad que ha luchado contra toda clase de "dogmas", acabe por "crear" y "mantener” uno, para justificar la no participación de la mujer. Esta postura "dogmática" se fundamenta en un párrafo d’un documento producto de la mentalidad de aquellos años y elaborado por hombres de iglesia (no olvidamos la calidad de pastores protestantes de Anderson y Désaguliers), puritanos y con un concepto sobre la inteligencia y aptitudes de la mujer de su época totalmente diferente al nuestro. Anderson excluye a las mujeres, no por una cuestión iniciática o relacionada con la Tradición, sino por un hecho histórico constatable en aquella época: las mujeres vivían y morían bajo la tutela masculina y prácticamente nadie las consideraba libres. Refiriéndonos nuevamente a esta lectura dogmática, resulta curioso, que en el Artículo XXXIX (último de ellos) de los Reglamentos Generales, recopilados por George Payne (Segundo Gran Maestre de la Logia de Londres) el año 1.720 (tres años antes de las Constituciones de Anderson), se diga: "Cada sesión anual de la Gran Logia, tiene poder inherente y autoridad para hacer nuevas reglamentaciones o alterarlas, para el beneficio real de esta antigua Fraternidad.."

Franz

14 agosto 2006

La Mujer en la Francmasonería. Introducción.


Y a todo esto, ¿qué sucedió con la mujer en relación a la Francmasonería?
En la Edad Media, las corporaciones de arquitectos y picapedreros, en la gran mayoría de los casos estaban integradas por hombres. En la gran mayoría, lo que no significa que no existieran mujeres que cumplieran estos Oficios, pues no todas las corporaciones medioevales excluyeron a la mujer .
En el “Libro de los Oficios del Preboste de Paris”, que data del año 1270, se detallan los oficios y corporaciones exclusivamente femeninas, las que presentaban en su construcción y funcionamiento, marcadas semejanzas con las de los masones operativos de la época. En este sentido, es particularmente destacable la cofradía de las Hilanderas.
En el sistema de aprendizaje de oficios de las cofradías del Compañonage (una institución muy vieja en Europa), en el viaje que ha efectuado todo compañero desde el medioevo, el llamado “Tour de France”, la “Madre” ha sido la encargada o dueña de la posada o albergue en que pasan los “compañeros” su período de prueba del oficio, y la que organiza sus vidas, vela porque reine el orden, la justicia y el entendimiento fraternal entre todos. Estos viajantes aprendices, pueden llegar hasta la centena de jóvenes entre 18 y 25 años durante un período que puede ir de 6 meses a dos años. Único personaje femenino admitido en el Compañonage, ha gozado siempre de una autoridad reconocida y de un respeto profundo.
La Guilda (corporación) inglesa de los Carpinteros de Norwich, que data de 1375, guilda a la que también pertenecían los albañiles de York, recuerda que: “Todos los años, el sábado siguiente a la Ascensión, los Hermanos y Hermanas se reunirán en un lugar determinado para recitar oraciones en honor de la Santa Trinidad, por la paz y la unión del país...” “Si muere algún miembro de la guilda, sus Hermanos y Hermanas deben rezar por él ...”
Entre los constructores de Catedrales encontramos el nombre de una mujer, Sabine de Pierrefonds, hija de Hervé de Pierrefonds, más conocido por su nombre germánico de Erwin de Steinbach, constructor principal de la Catedral de Strasburgo. Sabine esculpió algunas de las notables estatuas de Notre Dame de París, y a su vez en tanto que Maestra de Obra, formó Aprendices en su oficio. Y es probable que no fuera la única mujer en ser Maestra del Oficio.
También se puede pensar en la recepción de las esposas de los Maestros, pues en las ”Antiguas Constituciones de los masones francos y aceptados, tomadas de un manuscrito escrito hace 500 años” de J. Roberts, escrito en 1722, en la parte del Reglamento de los Aprendices, dice: “No revelaréis los secretos o proyectos de vuestro Maestro o de vuestra Maestra ...”
En los archivos de la Logia de York N° 236, que perteneció a la antigua Gran Logia de toda Inglaterra, existe un manuscrito de 1693, por el que nos enteramos que durante una recepción en el Siglo XVII: “Uno de los antiguos toma el Libro, y aquél o aquella que debe ser hecho masón posa las manos sobre el Libro, y le son dadas las instrucciones”.
Incluso la iniciación femenina a la masonería aceptada se extendió a una soberana, Ana Estuardo, hija de Jacobo II, que reinó sobre Gran Bretaña e Irlanda de 1702 a 1714.

29 julio 2006

Johann Nepomuk Hummel

Pianista célebre y excelente compositor, alumno de Mozart (en cuya casa vivió del 1786 al 1788), Salieri y Haydn, Johann Nepomuk Hummel (Bratislava 1778 - Weimar 1837) fue iniciado en 1820 en la Logia Amalia zu den drei Rosen al Oriente de Weimar, que era también la Logia de Goethe. Tenía una gran reputación de probidad, de modestia, de sociabilidad, con un gran sentido del humor.
Al fin de su vida, esbozó una biografía de Mozart, cuyo réquiem fue ejecutado en sus exequias.
Su padre había sido, hasta 1788, director musical del Teatro auf der Wieden, donde se estrenaría en 1791 la Flauta Mágica. Hummel compuso varios lieder masónicos sobre textos de Goethe, entre ellos los titulados Zwischengesang Zur Logenfeier y Einmal nur lass in unsern Leben.

27 enero 2006

Franz Liszt

A lo largo de mi formación como músico y de mi trayectoria como pedagogo y concertista, la figura de Liszt ha sido para mí un referente en todos los terrenos derivados del Arte Musical. En el plano interpretativo, la aportación lisztiana al piano eleva la técnica instrumental a cotas hasta ahora aún no superadas, a la vez que introduce el concepto de recital moderno llegando él mismo a convertirse en un fenómeno de masas sin precedente alguno y probablemente en el más grande virtuoso de todos los tiempos. Como compositor, su extensa y variada obra desarrolla al máximo los principios propios característicos del romanticismo del siglo XIX apuntando innovaciones armónicas y formales introductorias de períodos estéticos posteriores, avanzándose así a su tiempo e influyendo en compositores futuros. Ya rico i famoso, trabajó incansablemente para potenciar y dar a conocer la obra de otros músicos como Wagner o Berlioz, dejando incluso en un segundo término la proyección y difusión de su propia producción. Este altruismo, humanidad y espíritu filantrópico lo desarrolló paralelamente en su faceta como pedagogo - básicamente en Weimar - a través de la formación de varias generaciones de intérpretes mundialmente reconocidos, promotores de las posteriores Escuelas Pianísticas referentes del siglo XX . Es loable el hecho que nunca cobró un céntimo por sus enseñanzas, como també lo es su lucha infatigable para conseguir una dinámica cultural donde las manifestaciones y sensibilizaciones artísticas pudieran estar al abasto de todas las clases sociales sin distinción, mediante una decidida participación del los poderes públicos a quienes corresponde la responsabilidad de cubrir este derecho ciudadano.
Liszt fue iniciado en la Logia La Unión de Frankfurt el 18 de septiembre de 1841, recibiendo en presencia del futuro emperador Guillermo I, el Segundo Grado el 8 de febrero de 1842 en la Logia de San Joan de la Concordia, a l’Orient de Berlín, donde cuatro días antes había sido nombrado miembro de honor, artista adorado, hermano y hombre querido. Su exaltación al Tercer Grado se produjo en 1870 en la Logia La Unión, al Oriente de Budapest. Franz Liszt fue también miembro de honor de diversas logias, dando numerosos conciertos en muchas de ellas, o en sociedades musicales vinculadas a algunas otras. A partir de 1848 cesó su ritmo de visitas a les logias. Su catolicismo viró hacia el misticismo y en 1861, con un gran proyecto de renovación de la música sacra, se instaló en Roma donde fue nombrado Abad en 1865. Esta época coincidió con el agravamiento del conflicto entre la Iglesia y la Francmasonería, bajo el pontificado de Pío IX. Al inicio de 1870 empezó nuevamente, aunque de manera discreta, a frecuentar las logias, dando en 1881 y 1882 diversos conciertos en San Petersburgo organizados por la Logia La Discreción.
He creído interesante transcribir sus respuestas dadas a las preguntas propuestas el día de su iniciación:
1) ¿Cuál es el destino del Hombre?
El destino del Hombre es aspirar al mayor perfeccionamiento posible en el dominio de la Verdad, de la Bondad y de la Belleza, y por éste – en la medida donde sus débiles límites se lo permitan– acercarse a la semblanza de su Creador.
2) Que espera de la Francmasonería para su espíritu, para su corazón y para su felicidad temporal?
Creo y espero entrar en una corporación de personas buenas y serias que se reúnen trabajando en sabias finalidades y donde su validez ha estado confirmada a lo largo de los tiempos; creo y espero que mi espíritu encontrará de que nutrirse y que en los momentos de desamparo y de peligro veré unas manos fraternales extendidas hacia mí.
3) Que puede esperar la Francmasonería de usted?
La Orden me encontrará constantemente dispuesto en palabras y en actos para tomar parte en todas sus buenas finalidades y unirme a sus venerables trabajos. La Orden, en la profunda sabiduría a la que creo con un temor respetuoso, encontrará en mí, en todo aquello que no vaya en contra de mis opiniones religiosas y políticas, en mi honor y en mi conciencia, un neófito dócil, un miembro obediente.
Franz

24 enero 2006

Jean Sibelius

Jean Sibelius (1865-1957) es sobretot conegut per les seves composicions Finlandia, el concerto per a violí, les set simfonies i Tapiola.
Les seves Músiques rituals de l'op. 113, composades en 1926-27 i revisades en 1947, son pràcticament desconegudes fora de Finlàndia : d’aquestes obres, que figuren al seu catàleg sota el títol de Músiques religioses, i que va oferir en 1948 a la seva Lògia Suomi n° 1, sembla que, en efecte, ell vagi prohibir tant la seva execució pública com tota comunicació als profans.
Va ser en aquesta Lògia Suomi n° 1 on va ser iniciat el 18 d’agost de 1922, el mateix dia on va ser instal·lada par francmaçons americans, i on la Francmaçoneria reprengué vida, després de 100 anys de prohibició, a la Finlàndia novament independent (ell mateix havia lluitat per aquesta independència, però havia refusat el càrrec de president de la República que li havia estat proposat quan aquesta fou adquirida en 1917); la cerimònia durà 9 hores.