Para algunos, a primera vista, puede resultar incoherente dentro de los principios Masónicos referirse a la venganza.
En primer lugar debemos observar el origen del grado, el origen de su leyenda. Como suele acontecer, la masonería muchas veces ha buscado fuera de ella fábulas e historias. En este caso específico queda claro que hay una mezcla de la leyenda de H.•. con la Historia de los Templarios, con la muerte de Jacques de Molay. La propia Palabra Sagrada es la misma de la Orden de los Templarios, que clamaba la venganza como solución para la amargura que les causó la muerte de su líder.
Sin embargo, en la Masonería no se puede aceptar como solución la venganza que se presta solamente para explicar, pero no justificar la ira individual y nunca una acción colectiva. La venganza jamás podrá ser llamada legítima. La justicia sí.
Lo que la leyenda del grado procura desarrollar es que un crimen jamás puede quedar impune. La impunidad es corruptora por excelencia.
Es obligación del Masón no acomodarse ante la injusticia, cualquiera que sea la forma que asuma. Pero no puede pretender tomar en sus manos las armas usadas por los malos compañeros, pues entra en contradicción con sus principios. Las herramientas que aprendemos a utilizar en el grado de Compañero deberán siempre ser utilizadas en la construcción de una Sociedad Perfecta.
Esa es nuestra misión.
Fuente: Supremo Conselho do Rito Moderno
Joaquim Villalta, Vª Orden
Miembro del Círculo de Estudios del Rito Francés "Roëttiers de Montaleau"
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