El
Método masónico conduce al ser humano a armonizar de forma virtuosa su
pensamiento, palabra y obra. Todo desequilibrio en estos términos nos aleja de
la realización personal y del objetivo de la perfección. No en vano los signos
de reconocimiento para cada grado nos evocan la importancia de estos conceptos
esenciales, resultando dificultoso con frecuencia pulir aquellos aspectos más
sutiles por situarse menos evidentes a nuestro intelecto debido a su ubicación
primaria o instintiva.
Son
muchas las tradiciones orientales que contemplan al individuo estructurado como
un septenario donde coexisten diversos planos diferenciados en su nivel
evolutivo. La experiencia nos advierte de la facilidad de descenso a los
inferiores, cuya consecuencia inmediata, es la percepción interna del citado
desequilibrio conducente sin duda a un estado de “No Paz” y resultados
destructivos y de dispersión tanto internos como externos. No obstante, resulta
también fácil para el hombre evolucionado percibir y controlar anticipadamente
estos estadios sin gran dificultad, pues de lo contrario la lectura resultante
no es otra que deducir que no nos encontramos tan elevados como habíamos
presupuesto. El ascenso a estados de conciencia superiores requiere de nuestro
permanente examen y rectificación, aportándonos como salario de nuestra empresa
una visión más comprensiva y de mejor entendimiento sobre nuestra real
naturaleza y pertenencia a un conjunto que podría denominarse “Cósmico”. En
este “Todo” convivimos y coexistimos personas de distinto estado evolutivo, y
lejos de contemplar vanamente los elementos diferenciales, debemos exigirnos
reconocer nuestra común íntima Naturaleza aplicando la práctica de las virtudes
cardinales desde la máxima humildad, concepto este último confundido por
desgracia con el de humillación. En mi experiencia vital, las personas más
evolucionadas que he conocido son las que siempre se han mostrado más humildes
y tolerantes, generando con su amor, una poderosa influencia capaz de
transmutar positivamente todo aquello que les rodea y, a pesar de desarrollar
su intelecto, no se han esclavizado al mismo, abriendo sus puertas a un
desarrollo que puede escapar a la percepción puramente intelectiva
convirtiéndose paradójicamente ésta en una cárcel si es tomada como verdad
absoluta y última. Es en estas personas donde se lleva a cabo la perfecta
sintonía a la que hacía referencia entre pensamiento, palabra y obra, siendo
teoría conceptual y práctica de vida una misma cosa sin contradicción: esto es el
Arte Real sin ninguna duda.
A
pesar de la magnitud de la empresa, resulta agradable saber que dichos plano y
potencialidades se encuentran ya en nuestro interior. Nuestra responsabilidad,
por tanto, reside en despertarlos, haciéndolos emerger cual bella escultura del
seno de un tosco bloque pétreo, como muy bien queda reflejado en nuestro
simbolismo masónico.
Centrándome
en el concepto de Palabra tan ampliamente abordada desde distintas vertientes
simbólicas o filosóficas en nuestra Orden, la pretensión última de esta Plancha
radica en compartir con vosotros a modo de reflexión, mi modesta visión general
sobre su valor y trascendental importancia.
La
palabra simboliza la afirmación creadora de la realidad haciéndola existir
desde su estado potencial. Por tanto debe evocar consecuentemente a la idea o
espíritu original reavivando en el masón una determinada forma mental. Con la
Palabra, participamos consciente o inconscientemente del poder creador del
Verbo, entendiendo este término como sinónimo de Logos o principio racional del
Universo. Miembros y parte del Cosmos, aunque de infinitesimal magnitud,
nuestra importancia es vital en la Obra conjunta. No hay pieza de un
sofisticado mecanismo de precisión que deba despreciarse por su tamaño, pues
todas ejercen su necesaria función e interactúan entre sí, generando tensiones
y desequilibrios en nuestro mundo Objetivo cuando el funcionamiento de alguna
de ellas es deficiente.
Es
desde este ángulo de visión donde el francmasón valora la capital importancia
acerca de su responsabilidad para tender hacia la perfección individual y de su
encaje en el conjunto. Consciente de la complejidad que entraña su misma
individualidad como microcosmos en su propio interior, debemos afanarnos
primero en hacer coherentes nuestras fuerzas internas. Es por ello que
conocedores de nuestro objetivo, poseedores de unas potencialidades
desconocidas por nosotros mismos en muchos casos, y practicantes de un método
de crecimiento y mejora, asumimos gustosos y libremente la búsqueda del
equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno. Nuestra
“conexión” con nuestros semejantes se efectúa por medio de la Palabra en su más
amplio significado semántico. Me pregunto: ¿somos conscientes de su real valor,
significado y poder?
Pensamiento,
palabra y obra, conforman un ternario de un mismo Todo y naturaleza. Todo matiz
negativo o uso inapropiado de alguno de éstos generará sin duda un
desequilibrio en el conjunto de consecuencias seguras tarde o temprano.
La
Palabra y su Uso debe ser para el Masón la representación en
sí misma de su ser y naturaleza interna: esa manifestación fónica del citado
Ternario que muestra inequívocamente su real estado evolutivo y su efectiva
aportación a la Gran Obra Universal. Su adecuado uso le permitirá ya no sólo
interactuar acertadamente con sus congéneres, sino ascender también a cotas
mayores de perfección como medio conector con otros estados de consciencia.
No banalicemos
su poder: la Palabra Crea o Destruye en función de antagónicas canalizaciones
de una misma energía. Hagamos un buen uso de ella, congruente con pensamiento y
acción, para que el resultado sea siempre lo más elevado posible.
Y utilicemos siempre
el amor para autoevaluarnos constantemente en los tres vértices del triángulo.
He dicho.
Gran Orador del Sublime Consejo del Rito Moderno para el Ecuador
Miembro Honorario del Soberano Grande Capítulo de Cavaleiros Rosa-Cruz de Portugal - Gran Capítulo General del Rito Moderno y Francés de Portugal
Miembro Honorario de la R.·. L.·. Estrela do Norte nº 553 del Grande Oriente Lusitano
Gran Canciller para Europa del Gran Oriente Nacional Colombiano
Miembro Honorario del Supremo Consiglio del 33º ed Ultimo Grado del R.S.A.A. per l’Italia e sue Dipendenze
Pasado Presidente de la Confederación Internacional de Supremos Consejos del Grado 33º del R.·. E.·. A.·. A.·.
Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º para España del Rito Antiguo y Aceptado (Rite de Cerneau)
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